En los últimos años ha sido muy frecuente encontrar en las páginas de los diarios noticias sobre ataques caninos a humanos. La mayoría de estos sucesos se han relacionado con las denominadas razas potencialmente peligrosas, aunque Sara Rueda, criadora de Pit Bull, apunta que "no existen razas peligrosas, sino casos puntuales de violencia canina".
¿Por qué son agresivos algunos perros?
Según Rubén Mentzel, profesor de Ciencias Veterinarias y especialista en comportamiento animal, "la agresividad en los perros ha de entenderse como un conjunto de factores ambientales, genéticos, individuales, fisiológicos, instrumentales y hasta patológicos". Como consecuencia de este fenómeno, se pueden encontrar distintos grados de violencia canina que siempre deben ser tratados por especialistas.
Los problemas de agresividad son el principal motivo de consulta en relación con las dificultades de comportamiento. A esto hay que añadir que los accidentes más graves y habituales los sufren los niños, puesto que no son realmente conscientes de las amenazas previas al ataque del perro. Un conocimiento del lenguaje corporal de los canes puede evitarnos muchos sustos. Asimismo, es de vital importancia conocer cómo se establece la jerarquía en la manada y las reglas que la mantienen en armonía.
El aprendizaje y la genética
Los comportamientos agresivos provienen principalmente del aprendizaje, aunque en algunos casos existe un origen genético. Este último supuesto, nos llevaría a hablar de las razas potencialmente peligrosas. Para controlar la tenencia de éstas, se han puesto en marcha numerosas normativas que obligan a sacarlas con correa y bozal, pasar un examen psicológico antes de adquirirlas o tener que contratar un seguro de responsabilidad civil.
Por otra parte, considerando el componente de aprendizaje, puede decirse que la agresividad es culpa del propietario. Esta es la opinión más extendida entre los etólogos, como Antonio Pozuelo Cisneros que afirma que "cualquier raza puede ser agresiva debido a la ignorancia, falta de paciencia y desidia del dueño".
La importancia de la prevención
Los problemas de agresividad se pueden prevenir siempre y cuando el propietario considere tres aspectos fundamentales. El primero de ellos hace referencia a la cría y socialización del cachorro. Una inadecuada educación nos puede llevar a comportamientos agresivos para ocupar un lugar predominante en la manada o a problemas de inhibición de la mordida. Por ello, es importante evitar destetes prematuros y garantizar un adecuado contacto del cachorro con personas, niños y otros animales.
El segundo punto tiene relación con la utilización del castigo y la recompensa. Es esencial aprender a premiar y reprender de manera correcta la conducta del perro, el castigo nunca debe ser físico y debe aplicarse sólo si el animal es sorprendido en el acto. Por último, el tercer punto se refiere al diagnóstico precoz de los problemas de agresividad, puesto que cuanto antes se detecten será más sencillo controlarlos.
Cuando adquirimos un perro, independientemente de la raza, es fundamental ser conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos como dueños de ese animal. Por ello, tendremos que vigilar la educación de nuestro perro, consultar cualquier problema con nuestro veterinario o acudir a un etólogo. Todas estas atenciones serán claves para conseguir una convivencia perfecta con nuestro perro.
Fuentes de información: Antonio Pozuelo Cisneros, etólogo, Sara Rueda, criadora de Pit Bull y Rubén Mentzel, profesor y especialista en comportamiento canino.