La llegada al hogar: afecto a raudales
Ni bien llega el gatito a nuestra casa, debemos ser extremadamente afectuosos. El gato tiene que confiar plenamente en nosotros, de esta manera se mostrará receptivo a lo que tengamos que enseñarle porque seremos una figura de cariño, respeto y contención. Las palabras amables, las caricias y el buen trato serán nuestra herramienta para esta primera etapa.Cuando nos lama será la señal de que ya nos considera parte de su familia. El primer objetivo está logrado. Es importante que en estos momentos le señalemos también donde están sus cosas; sus juguetes, el plato con agua y comida. Hay que recordar renovar el agua de manera regular, ya que los gatos solamente beben agua fresca. Si está estancada por varias horas lo más probable es que la ignoren.
Recién cuando el gato se muestre adaptado, sabiendo donde están sus cosas, como tratarnos y dónde descansar y jugar, será el momento para comenzar a enseñarle algunas acciones puntuales para facilitar nuestra convivencia.
Arenero, juguetes y rascador
Que nuestro gato aprenda el uso del arenero para hacer sus necesidades, del rascador para no romper nuestros muebles, y de sus juguetes para que no ande robando cosas de la mesa y perdiendo nuestras llaves, es quizás el aprendizaje fundamental por el que muchos llegan a este post. Lo más recomendable es tener un rascador en la casa desde el primer día, y motivar al gato para que juegue con él de forma regular. Los rascadores dinámicos son geniales para esto, incluyen juguetes y accesorios colgados que atraen la atención del gato para que juegue siempre allí.También podemos estimularlo nosotros para que use el rascador, y esto ayudará a quitar su atención del deseo destructivo sobre nuestros muebles. Recuerda usar premios de comida sabrosa y caricias o palabras amables cada vez que realiza bien una acción que le encomendamos. El refuerzo positivo ayuda a acelerar el proceso de aprendizaje.
En relación al arenero, tiene que ser de fácil acceso. Lo más recomendable es llevarlo hasta él cuando termina de comer, al despertarse o después de una sesión de juegos intensa. Cada vez que haga bien sus necesidades, vamos a felicitarlo. En cambio, si realiza sus necesidades fuera del arenero de forma regular, moveremos hasta allí el arenero y recién ahí lo felicitaríamos.
Recuerda que el gato no entiende los retos, por lo tanto si lo castigamos, únicamente lo estaremos asustando. Hay que trabajar desde el refuerzo positivo y el aprendizaje de acciones asertivas.