En los tiempos del antiguo Egipto, el gato era considerado el animal sagrado por excelencia. Más de 4.000 años después, en la época presente, los felinos domésticos que antaño representaban a dioses del Nilo como Ra o Bastet, ahora son amables compañeros de juegos. De aquel esplendor egipcio desciende el abisinio, una bella mascota que nos aporta su cariño pero que también nos pide muchos mimos.
El abisinio tiene el aspecto similar a un puma pero en escala notablemente reducida. La evolución que ha tenido lugar durante todos estos siglos, le ha otorgado características muy peculiares a su figura y carácter. Este felino posee un cuerpo estilizado con matices salvajes que le hace especial. Si compartimos espacio con un gato de esta raza, nos daremos cuenta enseguida de que sus ojos desprenden destellos de astucia.
Desde Etiopía al resto del mundo
Las hipótesis que se barajan acerca del origen del abisinio son varias pero ninguna es rigurosamente fidedigna. La más popular es aquella que nos traslada un par de siglos atrás al corazón del viejo continente. A su regreso en 1868 de la actual Etiopía -conocida como Abisinia en el pasado-, el ejército británico trajo consigo un gato. Este felino era hembra y atendía al nombre de Zula. Entró en Gran Bretaña de la mano de Mrs. Barret-Lennard.
Ya en Inglaterra, su lugar de adopción, se siguen dos posibles líneas que nos llevarían al abisinio que conocemos hoy en día. Por un lado, se pensó que Zula se apareó en Abisinia con un gato salvaje africano y, por otro lado, se apunta a que la gata de Mrs. Barret-Lennard se apareó en tierras británicas con alguno de raza nacional.
La presentación oficial del abisinio se dio en Londres, en 1871, llegando su reconocimiento oficial en 1882. A principios del siglo XX, sería importada a EE.UU., un factor esencial para la recuperación del abisinio tras la casi extinción del mismo durante la Segunda Guerra Mundial y durante el azote de una leucemia felina en todo el continente europeo.
Esbelto y de talla media
Algunos de los aspectos físicos que vienen a definir a este felino juguetón son su figura estilizada. El cuerpo del abisinio es ágil y musculoso debido a la intensa actividad que le caracteriza. Su tamaño es proporcionado puesto que cabeza y cuerpo respetan la talla media. La fina cabeza del abisinio posee un mentón firme y, en general, los rasgos son suaves. Sus orejas, grandes y separadas, no son excesivamente puntiagudas sino que se redondean.
La mirada de este fibroso gato es profunda, expresiva y desprende grandes dosis vivacidad. Los ojos tienen forma de almendra y pueden existir ejemplares con los ojos de color verde, amarillo o castaño. Sus extremidades son largas y delgadas mientras que su cola, de intenso pelaje, se va afinando según nos acercamos a la punta.
El manto se caracteriza por los 'tricking' o bandas de color: punteado de tono claro que salpica cada pelo en dos o tres partes y que aporta contraste a la tonalidad dominante. Las gamas más comunes comprenden los cobrizos y diferentes escalas de castaño. También existen colores no reconocidos en el estándar como el rojo, el azul o el lila.
Le encanta jugar
Si estás pensado en adquirir un gato porque piensas que es una mascota que te exigirá menos tiempo que un perro, puede que tengas razón; pero en el caso de los abisinios, sucede todo lo contrario. El gato abisinio odia la soledad y sufrirá una tristeza horrible si no pasas mucho tiempo en casa. Posee una sensibilidad sólo equiparable a su tremenda alegría. Le encanta recibir cariño, pero no duda en pedir que le correspondas haciéndole caricias y sujetándole en tu regazo.
Sus ganas de curiosear son innatas. Cuando no estés con él, seguro que estará investigando por los rincones de la casa, siempre despierto ante el movimiento. Ten cuidado porque es dado a saltar y trepar por los muebles; es muy activo. El juego es una algo que adora. Mantenle ocupado con divertidos accesorios para gatos, los cuales le ayudarán a desarrollar su ingenio: el abisinio es un gato muy inteligente que ama los retos, incluso nadar.
Podemos aprovechar su gran capacidad de aprendizaje para enseñarle a hacer cosas. Además, el gato lo tomará como un juego entretenido. Por otro lado y al margen de la independencia que caracteriza a cualquier gato, mantiene un fuerte lazo emocional con aquellos que le rodean, en especial con la persona que pase más tiempo con él, a quien acompañará en sus estados de ánimo. Ante los extraños, tanto adultos como niños, se portará reservado y mantendrá las distancias.
Debido a su intensa actividad en busca de nuevas aventuras, su alimentación debe aportarle toda la energía necesaria. Al tener el pelo corto y tupido, bastará con que le cepilles un día a la semana para que el bello manto jaspeado que tiene luzca brillante y suave.
Imágenes: (Por orden) Flickr Grongar, Lil Shepherd, Alliecooper, Naotakem, T.ohashi, Grongar, Alliecooper.