El bello canto de las aves es capaz de alegrarnos el día, al tiempo que los brillantes colores de sus plumas nos cautivan. Existen multitud de especies a las que podemos hacer hueco en nuestro hogar, pero cualquier de ellas requerirá una serie de cuidados básicos para que su vida transcurra en las mejores condiciones posibles.
Una parte imprescindible en la que habrá que extremar las precauciones será el tema de la alimentación. Es fundamental que facilitemos a nuestro alado amigo una dieta completa. La energía necesaria para el canto, la muda o el movimiento proviene de los hidratos de carbono, grasas y proteínas contenidas en los alimentos.
Todo lo necesario
Los hidratos de carbono son utilizados como fuente de energía y se encuentran en todas las semillas en general: mijo, alpiste, maíz, avena, trigo o arroz. Las proteínas son necesarias para el crecimiento, reparación y mantenimiento de los tejidos, para el sistema de defensa, la producción de hormonas y muchas otras funciones importantes. Huevos, insectos, lombrices, soja, levadura de cerveza y derivados lácteos entre otros son alimentos ricos en proteínas.
En cuanto a las grasas, señalar que proporcionan energía, transportan las vitaminas y mantienen el plumaje sano y brillante. Su exceso da como resultado aves obesas y alteraciones hepáticas. Las fuentes principales de grasas son el girasol, el cáñamo, el maní, el lino, la colza o el sésamo.
Vitaminas y minerales
Las vitaminas son esenciales para la vida y se requieren muy pequeñas cantidades para el normal funcionamiento del organismo. Se administran a través de las frutas y verduras frescas, huevos, derivados lácteos y suplementos vitamínicos. Los minerales, al igual que las vitaminas, contribuyen al normal funcionamiento y, además, colaboran con el desarrollo de los huesos. Se hallan en frutas, vegetales, huevos y derivados de la leche.
Las semillas no proporcionan todo lo necesario (calcio, yodo, hierro, cobre y manganeso) por lo que son necesarios los suplementos vitamínico-minerales. Pero, si hay un elemento indispensable en el desarrollo de cualquier ave, y en general en la de cualquier organismo, ese es el agua, que debe estar a su disposición permanentemente.
Para que un ave disfrute de su comida es necesario llevar a cabo una serie de recomendaciones básicas. Es importante limpiarle el plato donde recibe el alimento, así como el recipiente en el que bebe. Además, hay que lavar las frutas y verduras que se le proporcionen para eliminar restos de pesticidas o productos químicos, pero lo que es más importante es proporcionarle las semillas apropiadas para cada tipo de ave, lo que contribuirá a mantener una dieta completa y balanceada.
Facilitar la muda
Es el proceso consistente en la sustitución del plumaje más antiguo y deteriorado por otro nuevo y en mejores condiciones. El periodo de muda lleva consigo un desgaste que habrá que suplir con una dieta más rica en grasas, proteínas, hidratos de carbono vitaminas y calcio. Esto ayudará a que el proceso no debilite demasiado a tu compañero.
La muda puede ser gradual (se realizará de una manera tan progresiva que, en algunas ocasiones, no te darás cuenta de que se ha producido) o rápida. En el hemisferio norte, las aves suelen mudar entre julio y septiembre, coincidiendo con los meses de mejor tiempo, pero como se trata de animales de compañía que pueden estar viviendo en un ambiente en condiciones controladas, el periodo de muda no está atado a unas fechas marcadas.
Si observas que tu mascota tiene dificultades para deshacerse de las plumas o, simplemente, quieres facilitar la muda y hacerla más rápida, se puede optar por una serie de medidas o trucos. La humedad ambiente y del plumaje favorecen que el ave se atuse y acicale con más frecuencia ayudando a quitar las plumas muertas y acelerando el proceso. La manera más factible de humedecer el plumaje del pájaro es rociando con un pulverizador dos veces por semana durante la muda el cuerpo del animal.
Utilización de perchas
Las perchas cumplen una misión muy importante: permiten a las aves ejercitar sus patas. Esto se conseguirá instalando en la jaula perchas que en su longitud sean de distintos grosores para que la presa que realice el animal no sea siempre idéntica. Si el grosor es uniforme en toda su longitud, no es conveniente escoger aquellas de un diámetro demasiado pequeño porque los dedos de las patas se superpondrán unos con otros, no se hará suficiente fuerza y, por lo tanto, no se ejercitarán correctamente.
Estos instrumentos se colocarán, tanto en jaula como en aviario, en los extremos del recinto, a media altura y en puntos en los que no puedan entorpecer el vuelo de los pájaros. Nunca han de situarse en la vertical de comederos, bebederos y zonas de baño, con el objeto de que las deposiciones no contaminen ni la comida, ni el agua. Tampoco es conveniente poner unas perchas sobre otras para evitar que los excrementos vayan a caer directamente sobre las aves que descansan en el posadero inmediatamente inferior.
Cuidados del pico y de las uñas
Si tu ave no consigue desgastar de una manera aceptable sus uñas con el ejercicio diario habrá que recortárselas con el fin de que el animal no se enganche constantemente las patas con cualquier objeto con el que se tope en la jaula. El crecimiento excesivo de las garras se da principalmente en ejemplares de menor tamaño, a los que habrá que prestar una especial atención para que no sufran ningún percance.
Al igual que en el caso de las uñas, el pico experimenta un crecimiento progresivo que se ve frenado por el desgaste durante la actividad habitual del ave. Si esta actividad no resulta suficiente, éste aumentará de tamaño de manera desproporcionada hasta el punto de que el animal puede quedar inhabilitado para alimentarse. Este problema se da fundamentalmente en psitácidas, que utilizan el pico como herramienta. Como medidas de precaución y desgaste adicional para el mismo es necesario colocar en el alojamiento huesos de jibia o un bloque mineral.