Hoy la historia que quiero contarte es un poco diferente. Trata sobre Balu, un perro policía, un precioso pastor alemán entrenado en la detección de drogas, con ocho años de carrera a su espalda.
Pero el héroe de hoy en realidad es su humano: el oficial de policía Josh Gregory.
Nos encontramos con un trabajo de cuatro años encontrando y desmontando operaciones de drogas en Tennessee. Josh y Balu trabajaban muy bien juntos, y había una conexión entre ellos. El pastor alemán había encontrado toda clase de drogas (el caso más llamativo fue un cargamento de cocaína por valor de 1 millón de dólares) y había perseguido criminales con tesón. No se le escapaba una.
Era febrero del 2018 cuando finalmente un caso no salió tan bien como los demás. Acorralados y sedientos de venganza, los criminales esta vez se atrincheraron y comenzaron a disparar contra Josh y Balu.
¿Y sabes lo que hizo el agente de policía?
Se lanzó sobre su perro para protegerlo de las balas.
Podría haber buscado cobertura para salvarse a sí mismo, pero lo cierto es que el primer instinto de Josh fue evitar que Balu sufriera ningún daño.
Mejor noticia todavía es que los criminales no tenían muy buena puntería, y de esta Josh y Balu salieron con apenas unos rasguños. Pero el hombre decidió que era hora de que su perro se retirara: ya no tenía edad, y había servido más que bien durante muchos años.
Cuando le preguntaron por la jubilación de Balu, Josh dijo, riendo: se va a volver loco cuando no vaya a trabajar el lunes.
A día de hoy, este fiel pastor alemán sigue viviendo con su humano favorito, y hoy es el leal guardián de su hija pequeña.
Marcos Mendoza
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