Es habitual que nos encontremos con peros accidentados, ya que estos siempre sufren accidentes, sobre todo cuando son cachorros inquietos que recorren toda la casa y en muchas ocasiones se escapan de la atención de sus dueños. Aunque según van creciendo se vuelven más tranquilos, lo cierto es que los perros no son conscientes de los muchos peligros a los que están expuestos, por lo que los dueños son los responsables de vigilar y educar al perro para que no haya percances graves.
No obstante, en muchas ocasiones, los accidentes son inevitables, por lo que es necesario conocer una serie de consejos para llevar a cabo correctamente en los primeros auxilios de los perros accidentados.
¿Cómo actuar?
La mejor medida a tomar cuando el perro se accidenta es acudir inmediatamente al veterinario, para que éste proporcione los cuidados adecuados. Sin embargo, en algunas ocasiones es necesario que el amo ejerza algunas medidas de primeros auxilios, por la dimensión de la herida o porque el centro veterinario se encuentre lejos del lugar del accidente. Lo primero que hay que hacer es retirar al animal del lugar del percance e intentar tranquilizarle reduciendo las molestias que haya sufrido.
En el caso de que el perro haya perdido la consciencia es aconsejable colocarle un bozal, ya que puede recuperarla repentinamente y volverse violento debido al dolor. Asimismo, cuando el perro queda inconsciente es conveniente colocar su cuello de forma recta, abrir su boca y sacarle la lengua con cuidado, para que no se asfixie. En el caso de que el animal haya sufrido una quemadura no es conveniente vendar la herida. Asimismo, si tiene hemorragia, es posible aplicar un torniquete, atando fuertemente una cuerda en la zona cercana a la herida.
Una vez que se hayan realizado los primeros auxilios, el perro ha de ser transportado hasta el centro veterinario. Para ello, es necesario tener cuidado con el fin de no empeorar más las lesiones. Si el centro sanitario se encuentra cerca y el perro es grande, se puede transportar sobre los hombros, rodeando el cuello. Otra posibilidad es colocarlo sobre una manta y unir las cuatro esquinas formando una especie de camilla. Si el perro accidentado es de raza pequeña, se aconseja colocar una mano debajo del tórax y la otra emplearla en sujetar la cabeza firmemente.
Evaluar el estado general
Inmediatamente después de haberse producido el accidente, es posible conocer el estado en el que se encuentra el perro mediante la realización de algunas comprobaciones. Un método para evaluar los daños que ha sufrido el perro es conocer el ritmo de su respiración observando su pecho.Lo frecuente es que este ritmo se encuentre más acelerado de lo normal (de 20 a 30 respiraciones por minuto) debido al susto. Si se observa que la inspiración es corta y la espiración forzada es posible que el diafragma se encuentre dañado.
Para medir el pulso de los perros hay que centrarse en las extremidades traseras, presionando firmemente el pecho, detrás de la paletilla, con el fin de notar los latidos del animal. Las pulsaciones normales de un perro grande por minuto son de 50 a 90, mientras que las razas pequeñas pueden alcanzar las 150 pulsaciones por minuto.
Cuidado del perro accidentado
Una vez que se haya llevado al perro al veterinario y éste haya curado sus heridas, es necesario mantener una serie de precauciones para que éstas no empeoren. Es muy frecuente colocar en las heridas de los perros vendajes con el fin de evitar el contagio y absorber los flujos, además de ser el mejor medio para evitar que el animal se lama y rasque la zona herida.Hay que ser cuidadoso al vendar o cambiar los vendajes, limpiando y desinfectando siempre la herida previamente con yodo o antisépticos. Asimismo, hay que vigilar al animal de forma continua, ya que su intención será deshacerse de la venda. Cuando las heridas se encuentren en la cola hay que intentar inmovilizar al perro para evitar los choques de ésta.
Accidentes más comunes
Un perro se puede accidentar de múltiples maneras, pero lo cierto es que algunos casos son los más comunes. Por ello, hay situaciones ante las que cabe extremar las precauciones con el fin de evitar que se produzcan situaciones no deseadas. Así, es frecuente que los perros sufran sofocos en lugares cerrados y calurosos, como un coche. Consiste en una respiración rápida y dificultosa ante la cual hay que reducir inmediatamente la temperatura corporal.
En el caso de que el accidente se haya producido por un choque, lo más común es que el perro presente respiración poco profunda, que tenga los ojos brillantes y las pupilas dilatadas. Si hace frío, hay que cubrir al perro para darle calor hasta llegar al centro veterinario en el que, probablemente, tengan que administrarle sangre.
Por último, es frecuente que los perros sufran envenenamientos al ingerir productos no adecuados. Si se sabe cual ha sido la fuente del veneno se deben leer las indicaciones que aparezcan en recipiente del producto. También es conveniente provocar el vómito al animal y llamar inmediatamente a un experto veterinario capaz de desintoxicar al perro.