Una buena manera de manifestar el cariño y crear lazos de afecto con el gato es dedicar algún tiempo a jugar con él.
El juego imita el patrón de comportamiento asociado a la caza y captura, un comportamiento instintivo que llevan grabado en los genes del gato y que les resulta muy gratificante.
Es un ejercicio físico y mental que parece crear adicción: cuanto más juega el gato, más disfruta del juego y más le apetece jugar.
Los gatos son animales de costumbres, amigos de la rutina, con patrones definidos de actividad diaria que se desvían muy poco de su horario habitual.
Es muy poco probable que su gato tenga interés en jugar a media tarde si normalmente ese horario lo reserva para dormir o descansar, pero si su gato siempre tiene una “media hora loca” de hiperactividad a las 9 de la noche ese sería el momento adecuado para planificar el juego.
El horario de juego debe ser predecible para el gato para que pueda incluirlo en su rutina diaria de actividad.
En realidad, el tiempo de juego no tiene porqué ser largo; de hecho lo recomendable es que sean periodos breves y frecuentes de actividad intensa.
Juguetes tipo caña de pescar o láseres son ideales para un emocionante juego de persecución con nuestro amigo cuando llegamos a casa.
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