Lo primero que tenéis que intentar es no separarnos de nuestra madre demasiado pronto, porque ella puede enseñarnos cosas que nos cuesta más aprender de otros gatos, o de las personas.
Pero no os preocupéis, vosotros también podéis enseñarnos algunas cosas: a saber cómo nos llamamos, a ir cuando nos llamáis, a utilizar el arenero, a pedir cuando queremos algo... En conclusión, a todo lo que no implique estar cerca del agua, el ruido o el frío, que no nos gustan nada. Lo que nos encanta es el calor, la comodidad y la compañía.
Tenéis que entender que, a veces, nos gusta afilar nuestras uñas en los muebles, o cazar pájaros, o hacer algunas cosas que a las personas no os gustan. Pero no es necesario que nos gritéis: con que utilicéis el mismo tono de voz de siempre, aunque de forma un poco más enérgica, nos quedará claro.
Nunca, nunca, nos peguéis cuando hagamos algo mal. Es suficiente con que mostréis autoridad, cariño, y nos deis algún premio cuando hagamos las cosas bien. No os sintáis pesados por repetir las cosas muchas veces, a veces lo necesitamos para aprender.
Y tú, ¿cómo educas a tu gato?
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