La otitis externa se define como la inflamación del epitelio de revestimiento del conducto auditivo externo. Éste está formado por un tubo cartilaginoso revestido de epitelio que se extiende desde el pabellón auricular hasta la membrana timpánica. Presenta, desde el exterior, una porción vertical más larga dirigida en sentido ventral para, posteriormente, cambiar de dirección convirtiéndose en la porción horizontal.
Entre los factores que pueden iniciar la otitis se encuentran los parásitos. El principal es el Otodectes cynotis, un ácaro muy contagioso que afecta principalmente a los animales más jóvenes, provocando una irritación del conducto y la aparición de una secreción de color marrón-negruzco. El prurito es variable y no se corresponde con la cantidad de secreción acumulada.
Otros desencadenantes pueden ser cuerpos extraños, traumatismos, procesos alérgicos, trastornos de la queratinización, afecciones autoinmunes, etc. Los factores perpetuantes son aquellos que mantienen y agravan el proceso inflamatorio, y entre los que destacan las bacterias. Las más frecuentes son la Staphylococcus spp. yla Pseudomonas aeruginosa. También son comunes las levaduras, principalmente la Malassezia pachydermatis y,ocasionalmente, hongos de los géneros Aspergillus, Trichophyton y Microsporum.
Factores previos a la enfermedad
También debemos tener en cuenta los factores preexistentes que facilitan la aparición de la otitis. Cualquier anormalidad anatómica que asiente sobre las orejas y origine cambios importantes en el microclima del conducto auditivo deriva en esta dolencia. Las razas de perro con orejas grandes y caídas como, por ejemplo, el Cocker o el Basset Hound, tienen una mayor predisposición debido a una excesiva cantidad de pelos en el conducto, un aumento de humedad en el mismo, hábitos inadecuados de limpieza, etc. La otitis suele aparecer en la franja de edad entre los 3 y 7 años.
En cuanto a los indicios, en un primer momento el conducto aparece irritado, seguido de congestión y edema. También aumenta la cantidad de cerumen. El proceso es agudo pero, si se cronifica, puede originar obstrucción completa del conducto. El prurito es el síntoma más frecuente y se manifiesta con sacudidas de la cabeza y rascado de las orejas. Si la afección es unilateral, el animal puede inclinar la cabeza hacia el lado afectado. En razas de orejas erectas podemos observar como éstas van cayendo lateralmente.
¿Cómo se manifiesta?
Suele aparecer también un aumento de la secreción, con acumulación de cerumen y exudados en la porción más externa del conducto. El color de los exudados puede variar desde un amarillo claro, en infecciones por estafilococos, hasta el amarillo intenso, acompañado de úlceras en la Pseudomonas aeruginosa, pasando por el chocolate pardo de la Malassezia, y finalizando con el marrón negruzco de las otitis parasitarias. El olor oscila entre el rancio y el putrefacto de las más graves.
Los cambios de comportamiento con manifestaciones de agresividad son frecuentes en animales que presentan dolor en la zona. En las afecciones graves podemos observar una pérdida de la audición. En general, el diagnóstico de una otitis es sencillo, realizándose en base a la historia y al examen físico del animal. Es fundamental una otoscopia de ambos oídos, comenzando por el supuestamente sano. En el caso de existir exudado es imprescindible tomar una muestra para realizar un estudio citológico.
Tratamientos efectivos
El tratamiento de una otitis debe englobar varios aspectos, entre los que destacamos la limpieza del canal auricular en una primera consulta, ya que facilita la eliminación de detritus, exudados, cuerpos extraños, etc. manteniéndola posteriormente de forma periódica junto con un otológico que ayudará a la eliminación de los diversos agentes que puedan estar causando la inflamación.
Por último, señalar que, en el caso de que la otitis sea muy intensa, puede instaurarse una antibioterapia sistémica, también se recomienda un tratamiento sistémico cuando el agente causal es el Otodectes cynotis para evitar una infestación de los mismos por la superficie corporal.