La razón principal por la que un omnívoro no da el salto definitivo hacia una alimentación vegetariana, esa es sin duda: el jamón.
Escuchas esa afirmación con frecuencia,….
“Yo sería sin problema vegetarian@, … pero es que me gusta mucho el jamón.”
Cuantas veces habré oído esta frase.!!!
La carne de cerdo es una de las más consumidas en el mundo y una de las más aprovechadas. “Del cerdo se aprovecha hasta los andares.” Dicen muchos.
Los productos del cerdo son relativamente baratos y muy asequibles. Por lo que la vida de este animal, desde que nace, tiene los días contados.
El frío ha llegado de repente, y con él lo que menos me gusta y lo que más me aterra del invierno: Las tradicionales matanzas populares.
Es tiempo de matanzas.
No solo el terror y la angustia se apoderan de mí, sino de los miles de “cerdos” que serán sacrificados y abiertos en canal para la elaboración de jamones, chorizos y embutidos varios. Todo esto se lleva a cabo a la vista de todos, incluso de niños, en muchos hogares, fincas, en plazas y corrillos.
Tengo que aclarar que nunca he asistido a la matanza del cerdo. Algunos de mis allegados sí que lo hicieron alguna vez de niños. Pero como parece que nadie quiere recordar las imágenes, los gritos, las nauseas, el horror,… se niegan a contar lo que presenciaron.
Por eso he acudido a uno de mis libros favoritos “Entre limones” de Chris Stewart. Él lo describe a la perfección de una forma benevolente…
“Persuadir a un cerdo de que salga de su pocilga para que lo maten es un asunto terrible. El propietario entra y, con palabras dulces, trata de engatusarlo para que le permita atarle una soga a la pata. A continuación intenta sacarlo a tirones de la acogedora oscuridad de su guarida a la luz deslumbradora de un patio lleno de hombres dando gritos de aliento, donde burbujean unas grandes calderas de agua, humean unas hogueras abrasadoras y en donde unos cuchillos relucientes chocan contra las piedras de afilar.
Así pues, el animal clava en el barro sus otras tres patas y se niega a moverse. Finalmente, con cuatro hombres tirando de la cuerda y dos detrás controlando el rabo, el pobre animal es arrastrado al exterior.
La mesa de matanza está preparada. El matarife se encuentra junto a ésta con su terrible garfio. Con un golpe ascendente, el garfio se clava profundamente bajo la mandíbula. El cerdo chilla y se queda sin poder hacer nada más que dejarse llevar por el despiadado garfio. El matarife arrastra al cerdo junto a la mesa y todos los hombres se congregan a su alrededor. Entonces, agarrándolo por las patas delanteras y traseras y por el rabo, lo colocan sobre las toscas tablas, pataleando y chillando, y lo amarran con unas cuerdas hasta que el animal se sumerge en una especie de desesperada resignación.
¡Traed los cubos; lavadle el cuello; traed para acá la manguera!
A esto sucede un período de calma en que el cerdo se agita silenciosamente mientras el matarife le tantea la garganta para encontrar el lugar propicio donde asestarle el golpe de puñal. La sangre cae a borbotones en el cubo, en donde una corpulenta mujer la revuelve para evitar que se coagule. El cerdo se agita, da patadas y chilla, y los hombres se inclinan sobre él para persuadirle de que permanezca en la mesa se miran unos a otros con miradas de complicidad mientras el animal se va quedando inmóvil y la vida se le va escapando del cuerpo. Entonces uno de ellos le da una palmada para señalar que lo peor ha pasado ya.
Pues ya está hecho. Se acabó.”
“Esa noche al cabo de un par de horas estábamos ambos profundamente dormidos, soñando con chuletas de frutos secos y quiche de espinacas, pepino y rábanos hervidos con arroz integral”
CHRIS STEWART. Driving over lemons
El cerdo es una animal muy inteligente, incluso más que un perro. Son capaces de formar complejas unidades sociales, les encanta que se les rasque, la compañía y las atenciones.
Son animales que sueñan e incluso reconocen sus nombres.
Un cerdo en libertad puede llegar a vivir de 10 a 15 años, lejos de las granjas y los mataderos. Pasando horas jugando entre ellos, explorando su alrededor o tomando el sol.
¿Porqué es un animal tan despreciado? Se dice de ellos que son sucios, tontos, holgazanes, gordos, feos,… Incluso para insultar a alguien indeseable, nombramos al “cerdo”.
¿Es justa esta conducta? ¿Porqué lo hacemos? Lo damos por hecho y ya está,… Y lo peor de todo, es que este concepto que tenemos del cerdo, lo seguimos trasmitiendo de generación en generación.
Seguimos pensando y admitiendo que el cerdo ha nacido para morir, que ese es su único destino. Y que no puede llegar a tener otra forma de vivir.
De hecho, sí que pueden llegar a tener una forma diferente de vivir. Existen refugios y santuarios de animales, organizaciones sin ánimo de lucro que rescatan y recuperan animales víctimas de la explotación, el abandono y el maltrato, luchando por sus derechos.
Los pocos afortunados que se libran del matadero, pueden llevar en estos sitios una vida digna, tranquila, en paz y armonía.
Principales Hogares y Santuarios de Animales en España:
Santuario Gaia
Wings of heart Santuario Animal
Santuario Compasión Animal
El Hogar Provegan
El valle encantado
León Vegano Animal Sanctuary
Mino Valley Farm Sanctuary
Vacaloura Santuario Animal
Uno de los cerditos que viven en libertad en el Santuario Gaia
Significativa viñeta del autor Paco Catalán
Si quieres saber más del carácter afable e inteligente de estos animales pincha aquí.
La entrada La razón principal por la que dejé de comer jamón aparece primero en Historias Vegetarianas.