La reproducción en las ninfas es un tema que genera muchas dudas. Este tipo de ave exótica es muy apetecible para su compra, sin embargo, los interrogantes sobre su cría suelen ser muy comunes. Una de las razones de estas preguntas es la dificultad para detectar si una ninfa es macho o hembra. Otras veces, se cuestiona sobre las condiciones óptimas del apareamiento. No hay que preocuparse, estas dudas tienen fácil solución.
Empecemos por distinguir el sexo en las ninfas, también llamadas carolinas. Normalmente, esto se hace a primera vista por el pelaje, ya que los machos suelen tener colores fuertes y las hembras, tonos menos luminosos. Claro que cuando son muy jóvenes el pelaje es igual en ambos sexos. La situación cambia con la primera muda. Sin embargo, hay más métodos. El canto es una de las formas de averiguarlo sin tener que consultar a un veterinario. Los machos pueden emitir melodías y producir fonemas lingüísticos, mientras que las hembras son incapaces de dicha actividad según la criadora Tamara Machón.
Si recurrimos a especialistas, hay dos procesos más. El más recomendable y preciso es la prueba por ADN. En el laboratorio se analizan unas plumas de la ninfa en cuestión para determinar su condición. Esta prueba nos dirá con toda seguridad el sexo del ave. Pero si no queremos acudir a este método, siempre nos queda la endoscopia para ver por dentro sus órganos reproductores.
Aspectos sobre el apareamiento
Para empezar, hay que decir que las ninfas no tienen un patrón jerárquico, no hay sumisión. Al contrario que en muchas especies, no hay disputas entre los machos por ser el que engendre. Es más, es la hembra la que suele escoger a su acompañante por cualidades como el canto. El único enfrentamiento que se puede dar en este tipo de aves es por el territorio. Si hay espacio suficiente para los nidos, no habrá ningún problema.
La temperatura es un factor destacable en el celo. Aunque no tienen una época exacta, el frío repercute negativamente. Lo idóneo es que se dé con temperaturas medianamente altas. En verano suelen poner un par de puestas pero pueden ser más. Se debe evitar que sean más de tres. Aún así, hay que diferenciar entre las ninfas albergadas en el interior y en el exterior. En el exterior las condiciones son las ya citadas. En el interior la temperatura es constante, así que se puede criar durante todo el año.
Cría
Ya que hablamos del momento de la cría, se recomienda hacerlo con temperaturas intermedias para la supervivencia de los polluelos. Los tiempos muy fríos o muy calurosos son altamente perjudiciales para ellos. En el caso de las carolinas criadas en interiores, como la temperatura suele ser estable, esto no supone ningún problema.
La edad adecuada para la reproducción es a partir del año de vida en el caso de los machos. Las hembras pueden poner huevos antes pero éstos no estarán todavía bien formados. Esto se debe a que las ninfas hembras aún no están desarrolladas en su plenitud. Por lo tanto, pueden hacerlo desde el año de edad o incluso antes, pero es más beneficioso que lo hagan a partir de los dos años.
Los polluelos
En cada nidada, las ninfas ponen entre cuatro y siete huevos de media. Durante este período hay que ocuparse muy atentamente de las aves. Hay que alimentarlas con alimentos ricos en minerales para que no pierdan energías. Sobre todo, hay que darles calcio. El macho alimenta a la hembra en esta fase para que ella haga posteriormente lo mismo con su descendencia.
El período de incubación tiene una media de 20 días. La hembra y el macho se reparten dicha actividad. Una vez nacidos, los pequeños permanecen unas seis semanas en el nido. Éste debe ser cálido y espacioso. Cuando lo abandonan siguen siendo alimentados por los padres durante una semana y media más. A partir de ese momento pueden mantenerse por su cuenta.
Imágenes: Rubén García y Ocells.net
Agradecimientos: Criadero Las Cerezas, Tamara Machón y Rafael Afán.