La pérdida inexplicable de cachorros es uno de los problemas todavía no comprendidos por completo. La mortalidad de crías pequeñas puede llegar a estar entre un 20% y un 30%. Aunque algunos casos de muerte prematura pueden deberse a enfermedades virales, las infecciones bacterianas parecen ser mucho más comunes. Suelen acarrear casos fulminantes de crías de hasta dos semanas de edad, falleciendo la mayoría de las mismas en los primeros días de vida.
La presencia de bacterias en la sangre, llamada septicemia, puede ser causada por estreptococos o estafilococos, causantes de infecciones umbilicales. Otras bacterias como las pseudomonas, el bacilo del pus verde o la Escherichia coli, una bacteria común de los tractos intestinal y genital de los perros, producen enteritis hemorrágica grave.
Bacterias letales
Los cachorros afectados por estos organismos bacterianos, con frecuencia se debilitan y mueren un día o dos después de nacer. Se aíslan de sus compañeros de camada, lloran lastimosamente y se retuercen. Después, se enfrían y se deshidratan. Se contagia a través de leche infectada, de otros animales, de las heces o de la infección que ha persistido a un nivel bajo en el útero de la madre. Las camadas de cachorros débiles o que nacen muertos indican a menudo una metritis crónica en la perra.
El virus del herpes canino puede también causar la muerte de algunos ejemplares. Aunque esta infección no es muy común, cuando aparece, todos los miembros de una camada mueren en la semana o en las dos semanas posteriores a la muerte del primer cachorro. El contagio de este virus es más común en las crías de dos a tres semanas de edad que en el animal recién nacido. Otra causa poco común de fallecimiento en los cachorros es la hepatitis infecciosa canina.
Tratamientos urgentes
Con frecuencia, el tratamiento no tiene éxito porque a menudo los perros mueren antes de que pueda iniciarse la terapia. La temperatura parece ser un factor importante en la cría de los cachorros: deben mantenerse a una temperatura ambiente de entre 26º C y 29º C. Para evitar la contaminación y la propagación posteriores, los perros deben separase de la madre tan pronto como se pruebe cualquier enfermedad. Si es posible, deben colocarse en una incubadora.
El tratamiento variará según el organismo causante, pero debe iniciarse lo antes posible a través del veterinario y continuarse hasta que la recuperación sea obvia. Los índices de recuperación son buenos en los cachorros que sobreviven dos días después de haber iniciado el proceso de curación, como los que contraen las infecciones de lugares contaminados o de la madre. Como medida de prevención, se recomienda tratar a las perras que han perdido camadas previas antes de que vuelva a iniciarse de nuevo la reproducción.
Uno de los consejos básicos es que hay que tener cuidado de que no se enfríen las crías. No obstante, a pesar de estas medidas, pueden existir muchos problemas irresolubles respecto a las muertes de recién nacidos. En muchos casos, las infestaciones de coccidios, áscaris y anquilostomas son capaces de complicar el cuadro de síntomas reduciendo las defensas de los cachorros de un modo irremediable.
Fuente de información: Foyel (Muerte postnatal)