UNO MAS EN LA FAMILIA... ¡GUAU GUAU!
Cuando decidimos incluir a nuestro grupo familiar a un animal de compañía, tenemos que tener claro que éste tiene que tener cubiertas todas sus necesidades, qué es lo que queremos y ante todo lo que podemos atender. He tenido clientes que cuando seleccionaron a su perro no valoraron sus capacidades físicas, seleccionaron a un perro con un nivel de energía muy alto, con lo que conlleva por parte nuestra. Otros clientes que son muy activos, sin embargo, seleccionan a un perro con un nivel de energía bajo.
Está claro que, en primer lugar, tenemos que ser felices con nuestro perro, siendo fundamental saber qué podemos o no podemos hacer, qué queremos o no queremos tener. Y es que un perro no es como una persona, que puede relacionarse con cualquiera. Su centro neurálgico está en la manada, cualquier extraño que entre en la manada puede ser aceptado o rechazado, por lo que puede tener consecuencias. En el caso de que ocurra un enfrentamiento, se soluciona acorde a las partes, son animales y por sus instintos no tenemos que criminalizarles, sino mentalizarnos de lo que necesitan, no forzarles a lo que no necesitan. Como las personas, hay gente afectiva, solitaria, etc. en varios grados. Tenemos que respetar todas, porque sobre quien repercute esta decisión es sobre el interesado. Un perro actúa en manada y prefiere seguir a su líder, pero no quita que esta influya en sus características peculiares. No es malo ni bueno, sólo hay que aceptarlo, enseñándole a evitar o aceptar aquello que nos causa temor a nosotros: agresividad, ladrido excesivo, falta de socialización, etc.
Las necesidades de un animal son mínimas, lo reitero porque es fundamental mentalizarnos. Dar un paseo y acostarse para ahorrar energía para la siguiente, cuando se tiene un perro con un nivel de energía alto, no se puede sociabilizar con normalidad, este tiene un nivel de aceptación mucho más selecto porque sus capacidades, limitan a otros a entrar en su grupo de trabajo o juegos.
Es muy necesario que todo adiestramiento se empiece cuando el perro es cachorro, lo necesite o no. Sería muy importante que cuando tenemos un cachorro lo primero que hagamos sea consultar a un adiestrador para que realice un estudio de nuestro perro, para que nos guíe sobre lo que tenemos o no tenemos que hacer, que mida todos los parámetros y nos diga qué atención tenemos que darle al perro, qué directrices marcarle para que sea feliz.
Hay que seguir unos pasos claros, para que no pierda la sensación de rechazo. Un animal tiene los instintos más interiorizados, cuando es cachorro siente con mucha más intensidad cuando se separa de la madre de forma temprana, le falta la sensación, los latidos, el calor, olores, etc., pero para todo esto hay soluciones, lo que tenemos que hacer es consultar con un profesional.
Cuando tuve mi primer perro, pequé -como todos- de desconocimiento sobre lo que es un perro: sólo necesita comer y paseos. Cierto es que tuvo un desarraigo temprano, puesto que la madre murió y la falta de conocimiento produjo que fuera un perro sin criterios claros y sin saber cuál es su lugar en la familia.
Lo vi tan perdido que me dio las guías para prepararme, empezó mi trabajo en este mundo. Siento a los animales tanto como ellos a mí, pero sobre todo me encanta, puesto que cuando veo a sus dueños disfrutar y esos perros andar orgullosos por la calle, disfrutando del paseo con sus dueños, me llena de satisfacción y orgullo. Aquella situación no me desanimó, al contrario, me dio fuerzas para saber por qué y en qué me confundí para disfrutar de mi perro.
Os pondré un ejemplo cualquiera para que puedas comprender, qué puede ocurrir por la cabeza de un animal si no damos los pasos claros y precisos.
UNA HISTORIA CUALQUIERA
Juan es un trabajador nato, profesional en todo lo que hace, organizado, muy responsables con sus funciones. Un día cualquiera llega a su trabajo y se encuentra que todo el centro de trabajo está en obras, llama a la central le informan que mandaron un comunicado interno donde su puesto de trabajo, provisionalmente pasa a estar en otro lugar. Juan se traslada al nuevo centro provisional, se encuentra que es otra sede de la corporación, ya están sus compañeros. Juan pregunta a la recepcionista, se presenta y esta le indica que tiene que esperar. Sale un trabajador que le encargan atender a las personas que lleguen de la otra sede, a Juan -como al resto- le dice "sentaos donde veáis un espacio libre" y se marcha.
Juan se empieza a mover por el centro (piensa cómo te moverías tú por un centro que no conoces), pero Juan empieza a recorrer y observa que todos los puestos están personalizados, por lo que tras no percibir que haya algún sitio libre, se dirige a la persona encargada y le pregunta "por favor, ¿me podría decir dónde me puedo sentar a trabajar? Todos los lugares veo que están personalizados, no quisiera sentarme donde no debiera". El encargado contesta "un momento, por favor". Después de media hora le vuelves a preguntar, la respuesta es un momento, tras la siguiente media hora, la respuesta es "donde quieras". Juan, tras esta respuesta, coge el puesto que más se acomoda a sus necesidades, empieza a prepararse para trabajar cuando llega un compañero y le indica que el puesto es suyo. Juan se disculpa y se cambia de sitio. A los cinco minutos, igual, llega otro compañero del centro y le dice que es suyo. Malhumorado, se levanta, se cambia de puesto y le pasa lo mismo para su desesperación. Exaltado, empieza a increpar al compañero, éste intenta tranquilizarle, pero su respuesta es más intensa por la desesperación. Un compañero de su sede se acerca y le pregunta qué le pasa, le expone lo ocurrido, el compañero le responde que todos están así, que parece ser que la persona que le atendía al principio no le dijo claramente dónde tenía que ir, que llamó este a la dirección para que le dieran una respuesta. Juan le pregunta que por qué no le dijo nada. El compañero le respondió que como estaba con la persona asignada, pensaba que esperaba, la respuesta. Juan le dice al compañero "hoy no es mi día", no doy ni una desde primera hora de la mañana, pero aquí faltó algo muy simple, faltó valorar la situación y tomar una decisión, que es lo que los compañeros hicieron.
NUESTRO PERRO
Un perro, cuando entra en una casa -sea cachorro o adulto- tiene esta misma situación, su incertidumbre es mayor. Por qué tenemos que tener en cuenta que nosotros somos objetivos, pero los animales hay que añadir su capacidad intuitiva, olores, ruidos, objetos, etc. Todo esto hay que saber presentárselo, no dar por hecho que todo vale, cuál es su lugar, sus funciones, cuándo puede pasear , cuándo jugar, etc.. Os aconsejo que consultéis a un adiestrador, hay que leer al perro, ver cómo respira, cómo se mueve, estudiar sus gestos, ver qué energía transmite y mucho más.
Con simples consejos se soluciona, antes de comprar o adoptar un perro hay que consultar con un profesional. Si os puede acompañar a elegirlo sería mucho mejor, no es el primer caso que se me da que un perro muy activo lo tienen personas con poca actividad, personas con mucha actividad seleccionan a un perro con poca actividad. Es tan mala una cosa como la otra. El que sale perdiendo es el perro, puesto que todas las situaciones le llevan a crear un estrés tan grande, como la historia contada anteriormente, puede que tenga la capacidad de canalizar esa deficiencia o no, puede generar estrés, puede derivar en agresividad, o en aceptación poco a poco apagarse perdiendo toda la vida interna que es lo que te gusto de él , no saber por qué ocurrió es simple.
FUNDAMENTOS Y CONCLUSIONES
Sed conscientes de lo que queréis, estamos hablando de un ser vivo, no es un objeto que se pueda moldear al gusto del dueño. Se puede redirigir a criterios claros, pero su temperamento no se puede moldear. El motivo de presentar este artículo es ayudar a quien lo necesite, pero hay que tener en cuenta que hay situaciones que se tienen que solucionar. Con trabajo y cariño, procuraré ayudaros en todo lo que pueda.
Por Alfredo Gómez Gil, de PECOLO POSITIVE DOG TRAINING
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