¿Por qué mi perro no deja de ladrar? ¿Me está pidiendo algo o simplemente quiere llamar mi atención? ¿Cuál es la causa del ladrido del perro? Antes de responder estas preguntas, deberíamos tener en cuenta que el ladrido es una forma de lenguaje canino que nuestros amigos poseen. El único motivo del ladrido es el querer decir algo, asustar a alguna posible amenaza, provocar el juego o centrar nuestra atención hacia ellos, es decir: comunicación.
Muchas son las personas que padecen el ladrido excesivo de los perros ya sean como dueños o vecinos, motivo que lleva a crear enemistades o incluso el odio hacia los perros en el caso de terceras personas.
Una forma de expresarse
El ladrido del perro es la vocalización más habitual que el perro posee. Ya desde sus ancestros, el lobo utilizaba este medio de expresión como señales de alarma para organizarse entre ellos. Hoy en día los perros han aumentado la cantidad de ladridos fomentados en gran parte por la labor de guarda que el hombre ha desarrollado en ellos.
Los perros utilizan su boca de forma parecida a nuestras manos: obtienen el tacto, el gusto y la utilizan para trasladar objetos. Su diccionario se basa en el ladrido que utilizan como medio de comunicación. Dentro de este diccionario cánido encontramos el aullido como forma de lamento o llamada a la manada, el gruñido como aviso o señal de corte, el gemido como placer o dolor y el ladrido como fuente más generalista de su comunicación verbal.
Genéticamente también está comprobado cómo los descendientes heredan este tipo de comportamiento, además de que lo ven desde cachorros de su madre o padre y ya lo empiezan a aprender, y por tanto lo ven como algo normal y un medio habitual de actuación.
El ladrido y la ansiedad
El ladrido como medio de ansiedad es uno de los problemas más habituales, incluso me atrevería a diagnosticarlo como la enfermedad de los perros de los últimos años, que por desgracia viene siendo cada vez más habitual. En este caso, lo mejor es ponerse en manos de un profesional si creemos que nuestro perro puede tener ansiedad por separación, y en dos o tres sesiones aproximadamente veremos que esos ladridos en forma de desesperación empiezan a desaparecer.
Otra variante que nos encontramos son los perros demasiado vocales o expresivos, todos aquellos que ladran a casi todo sin tener un origen aparentemente normal o lógico y a cualquier hora. Normalmente estas acciones vienen precedidas por una frustración que tuvo en el pasado nuestro compañero o que está viviendo. Pueden ser cosas como un cambio de domicilio, cambio en su rutina diaria o falta de atención, pero cuidado con esto último, nunca se debe confundir con ansiedad aunque viene mostrando síntomas parecidos.
La llamada de atención es otro motivo mediante el cual el perro quiere centrar nuestra atención en él. Ahora bien, si nuestra decisión es regañarle por ladrar para cortar el efecto, conseguiremos justo lo contrario, es decir, él verá que le estamos haciendo caso, aunque sea de forma negativa. Lo mejor en estos casos es ignorar este comportamiento no deseado, y en no demasiado tiempo y algo de paciencia esos ladridos irán descendiendo.
Ladridos continuos
Otro patrón que cabe destacar del porqué del ladrido en algunos casos, es el de perros con instintos de guarda o un territorio el cual deben proteger de su manada, vivienda o enseres. Muchas veces damos con perros que son verdaderos guardianes y otras con perros denominados como 'falsos guardas' que, influenciados por el miedo, deciden alarmar mediante el ladrido para que esa posible amenaza aprecie su presencia y así evitar el acercamiento o intrusión.
?Qué puedo hacer para que mi perro deje de ladrar continuamente? Lo primero es identificar el motivo del porqué de esa reacción en algunas de las opciones que he mencionado anteriormente, seguir los pasos recomendados y, en caso de duda, ponerse en manos de un profesional, pero nunca se debe experimentar con nuestro perro.
El uso de collares electrónicos es apto para territorio, costumbre o guarda, pero atroz en caso de ansiedad o llamada de atención. Dichos collares sólo deben manejarse bajo la aceptación y asesoramiento de un profesional, y con unas pautas marcadas, pero nunca por el mero hecho de que nos moleste que nuestro perro ladre.
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