A pesar de que las aves necesitan confiar fuertemente en su sentido de la vista para realizar sus actividades diarias, los problemas oculares en las aves no suelen constituir un problema grave. A un ave que tenga alguna dolencia relacionada con la vista que viva en una jaula sola, no se le presentarán inconvenientes de relevancia. Sin embargo, sí que se encontrará con una importante desventaja para competir por el alimento, el agua, y por su posición en la escala social dentro de un aviario. Hemos recogido los principales factores de riesgo que provocan daños oculares.
Amoníaco y viruela aviar
Los gases de amoniaco (NH3) son los causantes más importantes de las irritaciones oculares en la producción animal. Este gas causa una irritación grave en las membranas conjuntivas, encargadas de delimitar los párpados, así como en la superficie blanca de los ojos, en los senos y en la tráquea. Las aves afectadas tienen los párpados hinchados y enrojecidos, y evitan la luz porque que les hace daño. Si los altos niveles de amoníaco persisten, la córnea, en su parte más frontal del globo ocular, puede llegar a ulcerarse y pueden quedarse ciegos.
Hay que tener en cuenta que se trata de un producto bacteriológico que se produce cuando el ácido úrico del estiércol de las aves se combina con el agua, formándose un ambiente apropiado para el crecimiento de las bacterias. Este hecho unido a la producción resultante de amoniaco (NH3) dependerá directamente del pH y de la temperatura del estiércol.
La viruela aviar es una enfermedad vírica que afecta a muchas especies de aves. Aunque afecta principalmente a pollos y pavos, hay que señalar que la viruela de la paloma afecta a las palomas, pollos, pavos, patos, y gansos. La del canario es capaz de infectar a canarios, pollos, gorriones y, probablemente, a otras especies. Se caracteriza por las erupciones que produce en las áreas no cubiertas por las plumas del ave (cabeza, patas, barbas, etc.). Si las lesiones están situadas alrededor de los ojos, es posible que produzcan una inflamación que puede causar el deterioro de la vista y ceguera en los casos muy severos. Generalmente, el globo ocular no se ve afectado y una vez que las lesiones desaparecen, recuperan la vista.
Bacterias, hongos e infecciones respiratorias
Un buen número de infecciones bacteriológicas pueden ocasionar lesiones en los ojos. Las salmonellas y, particularmente, la Salmonella typhimurium y Salmonella arizonae, se conocen por ocasionar severas conjuntivitis purulentas y oftalmitis, además de ceguera. Frecuentemente, los pollitos son infectados por transmisión directa de las reproductoras a través del saco vitelino o mediante el contacto a través del ombligo.
En cuanto a los hongos, decir que éstos crecen fácilmente sobre diversas y diferentes materias. Uno muy común es el Aspergillus, considerado comúnmente como un agente patógeno de las vías respiratorias. No obstante, también puede penetrar al cerebro y al ojo. Cuando lo hace a través de este último, desarrolla unas placas amarillas, las cuales se pueden encontrar debajo del párpado. El ojo sufre una inflamación y pueden producirse lesiones graves.
Un buen número de enfermedades respiratorias pueden ocasionar una conjuntivitis, incluyendo a las laringotraqueítis, bronquitis infecciosa, clamidiosis, y micoplasmosis. Estas infecciones no dañan el ojo directamente, pero ocasionan molestias a las aves, obligándolas a frotarse y arañarse los párpados. La lesión permanente del ojo por estas condiciones es rara. Sin embargo, puede desarrollarse una sinusitis, ocasionando la inflamación del seno situado debajo del párpado y aumentando el malestar del ave.
La nutrición es fundamental
Las deficiencias de ciertas vitaminas, tales como la vitamina A y la vitamina E, pueden derivar en lesiones para el ojo. La primera es necesaria para la producción de pigmento visual para la retina y para el mantenimiento del revestimiento de los conductos del lagrimal, mientras que la segunda es necesaria para el mantenimiento de la proteína de la lente del embrión en desarrollo. La Vitamina E pasa desde la madre al huevo. Si la reproductora recibe cantidades inadecuadas de la misma en la dieta, el embrión sufrirá una deficiencia, por lo que las cataratas y la ceguera final son muy posibles.
Durante el desarrollo embrionario, también pueden ocurrir algunas anormalidades congénitas en la formación y colocación correcta de los ojos, pero estas incidencias son bajas. Estas incidencias incluyen la falta de uno o de ambos ojos, que sean de reducido tamaño o que estén mal colocados. Estos problemas pueden ser hereditarios o ser debidos a condiciones inadecuadas durante la pre-incubación o en la incubación.
Igualmente, debemos procurar disponer de un sistema de iluminación artificial adecuado, además de prestar atención en todo momento a que la jaula y los complementos colocados en su interior sean seguros para que no tengan lugar accidentes durante el transporte. Por otra parte, si tenemos un aviario, habrá que estar atento a que no se produzcan peleas.