El Carlino o Pug, es un perro bajo y macizo de aspecto cuadrado y compacto como caja de zapatos con patas, bien proporcionado y musculoso; la cabeza, grande, redondeada y de aspecto sólido, está cubierta de pliegues; el hocico es cuadrado y chato; los ojos, grandes y oscuros; tiene las patas rectas y la cola rizada. El pelo es apretado, suave y brillante. El carlino puede ser color plata o albaricoque suave con un antifaz negro, en los dos casos presenta una raya negra que va de la cabeza a la cola; también puede ser negro puro o blanco que es el más escaso y costoso de todos. Mide unos 30 cm a la cruz y pesa entre 6 y 8 kg. Su carácter confiado, dócil y amistoso hace del carlino un apreciado animal de compañía. El pug es particularmente un perro "con sentido del humor", exhibiendo expresiones faciales muy humanas dada su estructura ósea. Por su llamativo aspecto algunas personas tienden a pensar que las características del pug son el resultado de la manipulación genética o la cruza endogámica. Sin embargo, las características del pug son similares en los últimos quinientos años, época en la cual los europeos lo comenzaron a importar desde China.
Comportamiento
Los pugs no son animales agresivos. Al igual que cualquier perro, pueden morder, pero es muy raro que esto ocurra sin mediar maltrato hacia el animal. Los pugs hacen honor a su lema "multum in parvo" y no se amilanan ante perros de razas más grandes, lo cual los puede meter en problemas.
Ante los seres humanos, los pug tienden a mostrarse juguetones y buscan la interacción. Sin embargo pueden mostrarse recelosos ante los extraños, y anunciar con sus ladridos la presencia de personas desconocidas. Si bien por su tamaño no son perros guardianes, sí son buenos "perros de alerta".
Los pug muestran un moderado nivel de inteligencia, siendo capaces de emplear sus cortos hocicos y las patas delanteras para obtener objetos fuera de su alcance. Tienden a veces a la tozudez, y no necesariamente acuden cuando se les llama, sino más bien cuando ellos quieren. A pesar de ello no son de alejarse mucho de sus dueños y prefieren la compañía de estos a la de otros perros.
Durante los primeros años de vida los pug pueden ocasionalmente ser hiperactivos (correr, saltar y ladrar constantemente) pero esta característica tiende a desaparecer con los años. Los pug de cinco o más años tienden a ser más tranquilos y a disfrutar más de los sillones que de la calle.
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