Todo ser VIVO necesita energía para poder vivir. Los MAMÍFEROS (perro, gato, hombre, etc...) adquieren esa energía mediante los alimentos. Los diversos órganos del cuerpo (hígado, estomago, intestino, páncreas) se encargan de descomponer los alimentos para obtener esa energía. Una de las misiones del páncreas es la producción de insulina.
La insulina es la hormona que se encarga de que las células puedan aprovechar la "energía" que los alimentos suministran. Esta "energía" es la glucosa.
El páncreas de un animal diabético no es capaz de producir insulina de un modo adecuado, por lo que su cuerpo se ve incapaz de asimilar esa glucosa que nos sirva de "energía". Pero, ¿qué ocurre con la glucosa? Pues esta glucosa pasa a formar parte del torrente sanguíneo del diabético, produciendo a la larga diversos daños en el organismo. La diabetes mellitus puede clasificarse en dependiente de insulina (DMDI) o no dependiente de insulina (DMNDI):
* La DMDI se caracteriza por la falta de secreción de insulina tras la administración de glucosa, la necesidad de tratar con insulina y la tendencia a desarrollar ceto-acidosis. La etiología es multi-factorial con influencia genética y racial, factores inmunomediados, pancreatitis aguda (infrecuente), presencia de sustancia amiloidea en células de los islotes. Esto último es frecuente en el gato.
* La DMNDI se caracteriza por niveles normales o aumentados de insulina, secreción exagerada de insulina tras la administración de glucosa y presencia de obesidad que provoca una mala respuesta de las células a la insulina. Es especialmente frecuente en gatos obesos.
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