Sin embargo, y por más que el nombre es exclusivo de esta raza, el término angora se ha utilizado en diversas oportunidades, incluso en la actualidad, para designar a cualquier gato de pelo negro, lacio y largo.
Estos gatos están considerados como el símbolo de la pureza, principalmente aquellos ejemplares de ojos negros, verdes, blancos, azules, morados y marrones, que se los denomina Ankara kedi. El pueblo persa los consideraba parte de su tesoro internacional.
Hay varias teorías acerca del origen de la raza. La primera de ellas dice que nació a través de la cría del Felismanul, el gato salvaje, en China y Tartaria. Desde allí, llegó a Turquía, pero no existe evidencia científica que le dé crédito a esta versión de la historia.
La teoría que más es aceptada es la que explica la transformación de una antigua raza felina doméstica que estaban en el sur de Rusia, en el Cáucaso, y que desarrolló un pelaje para defenderse del clima gélido de la región. Esta misma raza terminó llegando a India, Persia y a Asia Menor, lo que es la actual Turquía, entre los siglos IX y XI d.C., transportados en las caravanas de los mercaderes que atravesaban gran cantidad de países, dando así el origen de los Angoras y de los gatos persas.
También se sabe que en el siglo X, fueron los vikingos que terminaron llevando algunos de estos ejemplares a sus propias tierras nórdicas, luego de sus expediciones, convirtiendo así al Angora turco en una de los antepasados más añejos del Bosque de Noruega.
A su vez, se sospecha que el Maine Coon podría haber surgido por el cruce entre Angoras turcos importados y los gatos autóctonos de la zona de Maine. Aunque hay quienes afirman que el Angora llegó desde las montañas persas, como consecuencia de las invasiones islámicas del siglo XV.
Hay que mencionar que en Turquía su pelaje se volvió más ligero, lo cual lo diferenció de sus ancestros, los persas.
Por primera vez se los menciona en la literatura científica en 1899, en un artículo de la revista Science, donde se relatan las observaciones del doctor S. F. Gylbert, acerca de un caso atípico de un ejemplar de esta raza de apenas ocho meses de vida que padecía de ataques violentos.
El temperamento de este felino lo incluye entre las razas más inteligentes de gatos, y son ágiles, curiosos, y maulladores. Les gusta convivir con una sola persona o a lo sumo con dos, y son muy pacíficos y tranquilos. Les encanta dormir y ser el centro de la atención, y también son muy fieles y mimosos. Pero no les agrada ni un poco que se los retenga entre los brazos, pero eso no quita que disfruten mucho estar todo el tiempo en compañía con humanos.