Normalmente nuestras mascotas viven con nosotros bastantes años en los que nos dan todo su cariño, pasan a ser uno más de la familia. Especialmente, en el caso de los perros y gatos llegamos a establecer tal complicidad con ellos que con sólo mirarles ya sabemos lo que está pasando por sus cabezas.
Ante esta relación, es normal que cuando nuestra mascota tenga que dejarnos, en la familia se viva una situación de duelo, parecida a cuando perdemos a un familiar.
Cómo estar preparados
Por supuesto, estar preparados no significa pensar en todo momento que nuestra mascota puede desaparecer. Simplemente, consiste en ser consciente de que nuestro animal vivirá menos años que nosotros y que debemos disfrutar ese tiempo al máximo.
En todo momento, tenemos que saber asumir la pérdida de nuestra mascota como algo natural y que forma parte del ciclo vital. También es fundamental que, a la hora de despedirse, luchemos contra los sentimientos de culpabilidad que suelen aparecer en los últimos momentos al pensar que no hemos hecho lo suficiente por ella o que no le hemos prestado la suficiente atención. Estos pensamientos sólo producen tristeza y sabemos de antemano que son completamente falsos.
La pérdida con niños
En estos momentos delicados, debemos prestar una especial atención a los niños. En primer lugar, porque seguramente la pérdida de su mascota será su primera experiencia dolorosa. Los psicólogos recomiendan hablar abiertamente del tema, de sus emociones y hacerle ver que todos estamos tristes y que le echaremos de menos, pero que estos sentimientos son normales.
En ningún caso debemos ocultar la muerte con historias como se ha ido de vacaciones o que se ha escapado. Estos relatos sólo darán falsas esperanzas al niño y no le ayudarán en absoluto a superarlo.
La eutanasia animal
Lo normal es que perdamos a nuestra moscota en un accidente, por alguna enfermedad o de forma natural debido a la vejez. Lógicamente, en el primero de los casos no podemos hacer nada, pero en los otros dos, posiblemente se nos planteé la opción de la eutanasia.
Esta decisión, se toma con ayuda de nuestro veterinario cuando el animal ya está muy enfermo, no come, no duerme, apenas se mueve y tiene dolores muy intensos. Por supuesto, se práctica bajo la supervisión de un veterinario que garantiza que el proceso es totalmente indoloro para él.
Antes de dormirle, lo más recomendable es permanecer junto al animal para tranquilizarle. Es muy importante que en estos últimos momentos te muestres tranquilo y alegre, puesto que percibe perfectamente tus emociones.
Los primeros días sin él
Los psicólogos aseguran que el duelo por la pérdida de una mascota sigue las mismas pautas que el duelo por la muerte de un familiar o de un ser querido. En un primer momento, estás desolado y no te crees que él ya no esté a tu lado. A este sentimiento, se le puede unir una sensación de culpa al creer que no hemos actuado correctamente.
Como dice el refrán "el tiempo todo lo cura" y poco a poco recordarás los buenos momentos que pasaste con tu animal de compañía. Cada persona es un mundo y vive este duro proceso de un modo distinto. Por último, no es recomendable que adquieras otro animal inmediatamente después, puesto que sólo buscarás compararle con el anterior.
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