Actualmente en Japón se considera al Akita como el perro nacional por excelencia, y en 1931 se convirtió en un Monumento Nacional. Poseer uno de estos perros se considera un honor y una muestra de nobleza. De hecho incluso se le tiene como amuleto de la suerte y de la prosperidad.
Sobre su actitud, hay pocos perros más regios y fieles que el Akita. Ladra muy poco, y cuando lo hace es por un buen motivo; su naturaleza es equilibrada y firme. Si sabes algo de los antiguos samuráis, entenderás lo que digo: es el perfecto perro del perfecto samurái. Es cauto con los desconocidos, pero jamás agresivo si no se le provoca y con su familia es cariñoso y leal, el idóneo perro guardián. De hecho su instinto es muy protector.
El Akita se lleva maravillosamente con los niños. Se puede volver francamente inseparable de los más pequeños, teniéndolos como sus propios cachorros y dispuesto a protegerlos de quien sea y como sea, aunque le cueste la vida. Uno no tiene nada que temer con un Akita junto a su hijo. Eso sí, puede ser muy dominante con otros perros, así que desde cachorro hay que sociabilizarlo adecuadamente para que se lleve bien con todo tipo de animales.
A pesar de todo esto, a pesar de que el Akita es uno de los perros más leales y protectores, hay países, como por ejemplo España, en que se considera que son una raza peligrosa. Desde aquí digo que no hay razas peligrosas: hay dueños peligrosos.
Si quieres saber más sobre el adiestramiento de la raza Akita, entra aquí:
http://perro-obediente.com/razas-de-perros/secretos-akita.html
Saludos,
Marcos Mendoza