Elsie Carbó
grillosazules@gmail.com
Han transcurrido varias semanas desde que en las redes sociales y diversas plataformas digitales se publicara el brutal caso de zoosadismo en el que incurrió el ciudadano Rubén Marrero Pernas, de 29 años de edad y vecino del reparto Monterrey, en San Miguel del Padrón, que provocó su salida del Polo Científico de Neuro Ciencia donde laboraba, y su inmediata detención por las autoridades competentes, sin embargo, ante el silencio que se ha mantenido hasta el momento acerca de su situación actual, la comunidad cubana amante de los animales se pregunta ansiosa qué sanción se le aplicará a este individuo para que pague por el dolor ocasionado?, si de solo mirar las evidencias se sabe que representa un peligro en nuestras calles, porque me refiero a videos, fotos, descripciones… etc., que él mismo filmaba y posteaba sobre sus relaciones sexuales con animales, a los que mutilaba, torturaba y mataba para su ostentación en las redes internacionales de pornografía, zoofilia u otras tarimas de internet afines a tan macabro contenido, donde no hay que ser muy inteligente para saber que, además, la imagen de Cuba se estaba denigrando ostensiblemente en el exterior con esas aberraciones.
Digo esto porque no son pocas las personas con las que converso y que han estado al tanto del caso desde que se supo, a través de activistas fuera de Cuba que recopilaron las pruebas e informaron al grupo de CEDA (Cubanos en Defensa de los Animales), organización voluntaria de hombres y mujeres amantes de los animales, sin ánimo de lucro y sin más recursos que su propia voluntad, quienes desde los primeros datos recibidos se dieron a la tarea de llamar la atención sobre la situación hasta que por último explotó en las redes sociales, y se procedió a la detención del ciudadano, pero lo que es para mí muy lamentable es que la prensa oficial ha ignorado olímpicamente el caso, aún cuando se sabe que los signos de psicopatía, con los agravantes que se han expuesto de violencia sexual con perros, abuso, regodeo del hecho en sí, utilización de recursos de un centro de trabajo como el Polo Científico para publicitar sadismo y pornografía, entre otras cosas, son indicios graves de peligrosidad en potencia para los propios seres humanos, por lo que representan como riesgo dable para la sociedad.
Por eso lamento que nuestros queridos medios de comunicación oficiales hayan perdido una buena oportunidad de ofrecerles a sus seguidores una valiosa demostración de la inmediatez de la noticia, como debe ser el periodismo, ágil, reflexivo y aleccionador, donde no quepa la duda de que en este país todavía hay mucha gente que seguimos luchando por aquella sociedad idealizada de nuestros primeros tiempos, los soñadores, los incómodos, la imaginada sociedad del futuro a la que no permitiremos que se ofenda ni con un pelo, sobre todo educar con la fuerza de la palabra a aquellas nuevas generaciones que deben saber que hay maldades que no pueden quedar impunes. Nadie puede andar en la comunidad, en la cuadra o el barrio en que vivimos destruyendo la naturaleza ni el reino animal que nos acompaña desde tiempos inmemoriales sin que la ley del hombre castigue esa falta.
Rubén Marrero Pendas
De eso se trata también, de ayudar a salvar a este mundo.