Por Elsie Carbó
ecarbo@enet.cu
Cuando te involucras de corazón en una cruzada en defensa de los animales ni te imaginas las sorpresas y los deleites que te pueden esperar. En estas obras de rescate y tránsito temporal en la que se implican muchas personas hay, como ya dije, innumerables prodigios, como esa de salvar vidas o de conocer personas, y tanto una como otra implica un placer espiritual muy difícil de igualar, porque si de una parte establecer nuevas relaciones de amistad cuando ya se sospecha que ese caudal se había agotado en tu vida es un regalo, por otra está el ver cómo la vida crece o se salva a través de tus manos, y esa es otra experiencia incomparablemen
Y hablando de tránsito o refugio temporal, algunas personas se me acercan para preguntar qué cosa es y en qué consiste tal acción, y realmente la respuesta puede parecer simple si la enmarcas solamente en brindarle un eventual resguardo a un animal necesitado, sin embargo ofrecer tránsito o albergue es literalmente mucho más, porque es tu contribución para sacar de las calles a posibles animales potencialmente peligrosos para la salud, pues ellos pueden ser portadores en muchos casos de enfermedades trasmisibles al ser humano, también estas favoreciendo a la higiene de la comunidad y además estarías evitando algún posible accidente automotor tan común en nuestras avenidas y calles donde se pierden también vidas humanas. Entonces dar tránsito es verdaderamente un servicio al país, de gran utilidad en la sociedad, que además de tener la satisfacción personal de salvar vidas, conoces lindas amistades.
Pero en uno u otro caso el descubrimiento de presentes experiencias es tan vital que resulta difícil no inmiscuirse en una como en otra, sobre todo si conoces nuevas amistades dotadas de tan altos valores de humanidad, tanto hacia la naturaleza como hacia todos los seres vivos que la rodean, con la liberalidad de quienes no temen a nada y asumen el sacrificio personal como premisa esencial de su vida.
Esta misión que acometen las personas que trabajan en defensa de los animales no sería posible sin un espíritu de abnegación y de compromiso, dejando a un lado las peculiaridades que cargan a veces la existencia humana, como el desmedido interés material o la falta de amor hacia los animales, valores que solo se aprenden desde las tempranas edades y se desarrollan en el devenir de la cotidianidad. En estos días he visto ejemplos reales. Jóvenes, con múltiples tareas diarias que cumplir en sus respectivos trabajos, centros de estudios o en sus hogares, algunas casadas y con hijos pequeños, casi sin tiempo ni para rascarse una oreja, pero dispuestas a salvar un perro atropellado en la Avenida de Boyeros, o llevar a esterilizar a una perra sin dueño que pernocta en un agromercado del Vedado. Esta vez fueron Lisy Alonso Zamorano, Yanelys Cabrera Acosta, Meribet Almaguer, Anabel o Lis PNavarro, pero no son las únicas, ellas forman parte de ese ejército de protectoras que con el mayor esmero trasladan hasta un albergue de tránsito a sus rescatados, y con rapidez buscan el veterinario, le consiguen sus medicamentos y los proveen de lo necesario, hasta sacarlos a orinar para no cargar mucho a las que ofrecen su vivienda en virtud del tránsito temporal, quienes también desarrollan un enorme sacrificio al tomar a un animal atropellado o enfermo en su casa, donde tal vez ya conviven otros animales en espera de adopción.
Entonces, cómo funciona esta labor, me preguntan aquellas personas que quieren ser parte de algún proyecto de rescate y protección a los animales en Cuba y mi respuesta es en primer lugar saber con qué condiciones se cuenta para albergar durante unos días un perro o un gato, herido o enfermo que necesita ser medicamentado durante un tiempo, eso es lo primero, tener un espacio al menos limpio y cómodo donde el animal pueda hacer su post operatorio en el caso de que haya sido operado, puede ser un portal, un pasillo techado o dentro de la casa, lo principal es que esté a salvo de las inclemencias del tiempo, y por supuesto, cuente con una mano cariñosa que le brinde confianza y seguridad.
Sin tener una casa o un lugar de tránsito seguro es casi imposible que los rescatistas realicen su labor, pues lograr el refugio temporal para un animal es como el eslabón de una larga cadena que solo termina con la adopción responsable del animal, por eso es tan necesario que se conozca la importancia de esta diligencia, y la necesidad de que se sumen cada día más familias a este movimiento, pero también deben saber que siempre lleva implícito un comprometido trabajo y un sacrificio por parte de los propietarios de la vivienda, sin que reciban dineros o premios como recompensa por su labor, pues es una obra totalmente anónima y altruista.
Es en los propietarios de las casas de tránsito en quienes recae una parte importante del trabajo, eso es innegable, y además, en muchos casos tienen que soportar el disgusto o el repudio de los propios miembros de su familia que no entienden su labor, pero aun así y con todo lo difícil que es lidiar con todo esto, y hasta con los vecinos, dar cobija a un perro herido o recién operado es una de las experiencias más sociables y humanitarias que puedes defender en la vida, pues si de una parte contribuyes a devolverle la salud a un animal, de la otra está el conocer a tantas y tantas buenas gentes que antes ni soñabas que existían, y eso, a pesar de todo, te devuelven nuevamente la esperanza en que podrá haber en un futuro una mejor humanidad.