Los gatos poseen una serie de enfermedades contagiosas que pueden afectar a otros animales y humanos. Pero aunque esto sea así, no hay que crear alarma, porque todas tienen solución. Como dice el refrán “es mejor prevenir que curar”.
El gato produce glucoproteína viles d1 que está presente en la saliva y en el pelo. Esta sustancia es la culpable de que algunas personas tengan reacciones alérgicas cuando están cerca de un felino, como estornudos, erupciones cutáneas, irritación de las vías respiratorias entre otros síntomas. Sin embargo, hay un gato que no produce esta sustancia y es el gato de Siberia, por ello se dice que es el gato hipoalérgico.
Existe una enfermedad, llamada toxoplasmosis, que es muy habitual en los gatos. Es provocada por el protozoo Toxoplasma Gondii, que infecta a los gatos que comen aves, ratones o carne contaminada y se transmite por las heces al ser humano. Este tipo de dolencia es más usual en aquellos felinos callejeros más que en los domésticos, ya que tienen que buscarse la vida para comer y normalmente no son nada exquisitos, cualquier cosa les viene bien. Una manera de prevenir esta enfermedad es no dando carne cruda al gato o lavando muy bien las frutas o verduras que le proporcionemos.
Otra enfermedad bastante contagiosa es la dermatomicosis. Se trata de una infección de la piel causada por hongos parásitos. Un gato que posea esta afección, puede transmitirla a las personas por el simple contacto, aunque con una buena higiene es díficil que esto suceda. Sus síntomas son la aparición de manchas rojas en la zona de las manos, los brazos y la cara que son las partes más expuestas al animal. Es más común en los gatos persas, siameses y angoras.
Con la sarna también tenemos que tener especial cuidado. Es una enfermedad cutánea causada por el ácaro Sarcoptes Scabiei y se contagia de animal a animal. Normalmente, es causada por una mala higiene o por el contacto con otro animal contagiado, que no tiene porque ser un gato. Los síntomas son la aparición de costras en la piel que provocan la caída del pelo y un olor demasiado fuerte. Para su tratamiento será necesario aislar al gato y utilizar guantes y ropa desechable durante ese período.
Aunque estas enfermedades son contagiosas, no tienes de qué preocuparte porque para eso son las vacunas que se administran a nuestras mascotas a lo largo de toda su vida. Si tienes a tu gato desparasitado, con todas las vacunas al día y con unas medidas básicas de higiene es muy probable que nunca llegue a padecer ninguna de estas enfermedades, aunque siempre es bueno estar informado. En el caso de que padezca alguna, tampoco hay de qué preocuparse, el veterinario te dará el tratamiento adecuado para que tu gatito vuelva a estar perfecto.
Imágenes/Flickr: Tomi Tapio, Mongider, masatsu.