Y creo que es buen momento porque su vocación es tal, que emociona y transmite esa energía y esa forma de amar su trabajo que llega hasta lo más profundo. Es imposible no contagiarse de su afán de superación y no enamorarse de la sensibilidad con la que trata a cualquier animal con el que yo le haya visto trabajar.
Es un autentico placer asistir a sus clases y dejarse embaucar por su forma de ser, por su manera de enseñar, por sus respuestas, más o menos concretas, destinadas siempre a hacerte ir un pasito más allá.
Un profesional de los que da gusto tener cerca porque sé que nunca dejaré de aprender de él; una sensacional persona con la que entrenar mano a mano es un auténtico placer y un verdadero lujo.
El primero en hacerme aterrizar en una realidad diferente en el mundo del perro, el compi perfecto para cualquier “momento friki” de entrenamiento y el último en mantenerse despierto pasando un buen rato entre amigos.
Qué gozada poder disfrutar de tantas cosas bonitas que tienes por ofrecer. ¡Qué grande eres, Demi!