Para hacer el cuento breve. Pancho se fue como siempre a perseguir conejos (su mejor entretenimiento). Y al ver que no volvía lo fui a buscar, y lo que pasaba es que se había quedado atrapado entre la maleza y no podía salir. Cuando lo encontré estaba lleno de barro y sin arnés, porque quien sabe donde se le había perdido. Cuando lo logro cargar ya me di cuenta que algo andaba mal. No paraba de estornudar, era desesperante una y otra vez. Enseguida pensé que se le había metido una espiga o algo. Y directo fuimos al veterinario.
Al llegar la veterinario me dijo que tenían que dormirlo y así poder revisarle la nariz que es donde pensaban que tenia la espiga por los síntomas. (Para mí es terrible ver a un perrito dormido con la lengua afuera) me pone muy nerviosa. Una vez dormido, le revisaron su nariz y ¡BINGO! encontraron lo que tanto le molestaba. era una ramita con punta de flecha que le estaba haciendo la vida imposible a mi enano. Y se la terminaron de sacar. Finalmente todo salió bien, Pancho despertó de la anestesia, que ésta vez le duró un montón, pero bueno lo que hizo fue descansar en casa.
En el caso de Pancho no era una espiga en concreto, si no una ramita. Pero que causó el mismo efecto que una espiga. El punto es que cuando suceden este tipo de situaciones. Tenemos que actuar rápidamente para evitar problemas mayores.
Después de contarles esta historia. Ahora si podemos hablar un poco del tema “Espigas y perros” para aprender a identificar los síntomas y que debemos hacer.
En todas las primaveras es normal que todo florezca y reverdezca y así crece la hierba, pero el momento peligroso para nuestros perros es cuando las espigas se ponen de color amarillo porque se secan y están listas para volar por el viento o desprenderse por el roce y es allí cuando suelen pegarse al cuerpo de nuestro peludo.
Se suelen meter entre las patitas, bajo las axilas y en casos peores pueden entrar en orificios como la nariz u oídos. Para prevenir esto debemos evitar los paseos por zonas donde hayan demasiadas espigas aunque en algunos casos sea difícil. Si no puedes porque el único lugar que tienes para pasear a tu perro está lleno, tendrás que hacerle una revisión al volver de cada paseo.
Si a tu perro le ha entrado una espiga en un lugar más peligroso como (ojos, nariz u oídos) no intentes sacarla bajo ningún concepto, debes llevarlo inmediatamente al veterinario quien se encargará de forma profesional, puede ser aún peor si intentas sacarla por tus propios medios porque se puede profundizar más.
Sintomas a tomar en cuenta:
En los ojos: Dificultades para abrir el ojo.
En la nariz: El perro estornudará fuertemente y seguido. Puede llegar a tener sangrado nasal.
En los oídos: Es un lugar muy molesto y doloroso, agitara la cabeza bruscamente. Puede ladearla bajando la oreja afectada.
Así que ya sabes, revisa a tu peludo al volver de los paseos y si llega a suceder alguna emergencia no dudes en acudir a tu veterinario de confianza con la mayor rapidez posible.
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