Y es que hay un gran número de enfermedades que, si se detectan en fases tempranas, se pueden convertir en un problema menor, siempre y cuando actuemos de manera correcta y rápida.
Así pues, anota las rutinas que tienes que seguir de forma regular para saber si el estado de tu perro es perfecto o no. ¡Vamos a por ello!
Visitas periódicas al veterinario
Este es uno de los consejos que más solemos dar en nuestros artículos: prevenir, prevenir y prevenir. Para ello, nada como programar visitas regulares a nuestro veterinario de confianza. Él se encargará de llevar al día el calendario de vacunaciones, desparasitar a nuestro perro y tener controlado su estado general de salud.No escatimes con esto, la dejadez en este sentido puede salirte muy cara. Si el problema es de carácter económico, recuerda que hoy en día las clínicas veterinarias ofrecen tarifas planas que abaratan notablemente sus servicios.
La higiene y el aseo de tu fiel amigo
El motivo más frecuente de las visitas al veterinario está relacionado con los problemas en la boca. Una higiene inadecuada puede producir gingivitis o periodontitis y acarrear consecuencias muy graves. Así pues, debes evitar a toda costa la concentración de placa y sarro en los dientes de tu mascota. Si notas inflamación o sangrado en las encías, bolsas con pus, mordida diferente o por un lado, mal aliento o incluso la pérdida de alguna pieza dental, no dudes en acudir a la consulta veterinaria.Podemos evitar muchos problemas si nos responsabilizamos de que nuestro perro tenga una buena higiene dental. Esto podemos conseguirlo a través de una limpieza diaria, uso de productos especializados, ofrecerle una buena alimentación, hacerle revisiones en el veterinario, etc.
Pero no sólo debes mantener bien vigilada su boca. Mucho cuidado también con los oídos. Unas orejas limpias y aseadas mantendrán alejadas a las infecciones y los problemas auditivos, sobre todo si tu perro tiene las orejas largas y caídas, ya que estas no se airean correctamente. En caso de que tu perro se rasque las orejas en exceso, estas supuren, tengan exceso de cera o alojen algún objeto en su interior (¡ojo con las espigas si salís a pasear por el campo!), tendrá que ser inspeccionado por tu veterinario.
Para limpiar la zona interna del oído puedes ayudarte de una gasa esterilizada, haciendo pequeños movimientos en forma de círculo. También puedes recurrir a productos específicos que te puede recomendar tu veterinario y que lo que hacen es disolver la cera acumulada. Para dejar limpia la zona externa, igualmente, utiliza una gasa y masajea suavemente. Si tu perro tiene las orejas caídas, realiza estas operaciones semanalmente. En caso contrario, es suficiente con que lo repitas dos veces al mes.
Los ojos también son órganos sensibles y con tendencia a sufrir infecciones. Lo mejor que puedes hacer es limpiárselos con una gasa para eliminar las legañas y cuerpos extraños. Comprueba que no estén hinchados, enrojecidos, secos, con exceso de legañas, etc. Debes estar alerta ante cualquier variación.
En cuanto al baño y su frecuencia para tener bien limpio el pelaje, hay que decir que realmente no necesitan un baño de manera muy recurrente, cada dos meses aproximadamente es más que suficiente. No olvides utilizar jabón específico para ellos y secarlo muy bien una vez lo hayas aclarado con agua tibia abundante. Si notas que tu perro tiene calvas, cambios en la piel, heridas, etc., no lo dudes y haz una visita al veterinario.
Cambio en las rutinas o en el carácter de tu perro
Los perros son animales muy rutinarios. Les gusta hacer siempre lo mismo y en todas situaciones. Por ejemplo, salir corriendo a buscar su correa cuando le dices que os vais de paseo, tumbarse a descansar en un lugar y hora determinados, poner su cabeza sobre tus piernas para que le acaricies...Tú, mejor que nadie, sabes cuáles son esos hábitos que ha adquirido tu perro a lo largo de su vida. Pues bien, si notas que cambia esas rutinas, que ya no busca tus caricias o ya no corre a por su correa, entonces quizá te esté avisando de que algo no va bien. En este caso, acude a tu veterinario para que le haga un chequeo. Adelántate, no esperes a que sea tarde.
El peso, siempre a raya
El hecho de que tu perro pierda peso o lo gane, es un indicador que generalmente nos alerta de que algo no está funcionando como debiera. En estos casos, ya sabes: visita a la clínica veterinaria.Es importante, por tanto, que lleves un control del peso de tu mascota. Súbele a la báscula con frecuencia, anota las variaciones, dale de comer como se merece, juega y hazle correr. En definitiva, vigila siempre su peso para que no engorde y detectar estas variaciones de las que te hablamos. ¡Consigue que esté siempre en un rango de peso saludable!
La mejor forma de conseguir esto es ofreciendo a tu fiel amigo la mejor alimentación. Los expertos recomiendan los alimentos completos de gama alta y, cada vez más, apuestan por la fresh nutrition: alimentos frescos y de calidad. Los ingredientes con los que está hecho el producto son la pieza clave, elige alimentos cuyas materias primas sean de primera calidad. Como recomiendan desde Optimanova, "cuanto más frescos sean los ingredientes del producto, mejor, no se puede pedir nada más para la alimentación de tu mascota".
Los ciclos reproductivos en las hembras
Las hembras, cuando alcanzan una cierta edad, pueden sufrir distintos problemas de salud, sobre todo si no han sido esterilizadas. Así, es recomendable que vigiles sus ciclos, apuntes sus celos y revises las cadenas mamarias después de cada celo. Además, debes chequear sus mamas para descartar que tenga inflamaciones, zonas enrojecidas, durezas o cualquier cosa que llame tu atención.Nunca olvides todas estas rutinas que te hemos comentado. Si las sigues fielmente, tendrás mucho terreno ganado en la defensa de la salud de tu mascota.
Y tú, ¿sueles llevar a cabo estas rutinas? ¡Cuéntanos!