Y sé que contigo la vida es una montaña rusa, pero también sé que con cada logro el dulce sabor que permanece en mis labios es el mejor regalo que podrías hacerme.
Mi chica de ojazos de miel, mi loca momentánea haciendo el ganso en el sofá, el mejor despertador por la mañanas… Hace ya 6 años que nació una bola de pelo que cambiaría muchos conceptos en mi cabeza, y mírate, toda una perra adulta tomando decisiones que siguen dejándome con la boca abierta.
Sólo tú y yo sabemos de los malos, malos momentos que hemos tenido que superar juntas. Sólo tú y yo sabemos todo lo que hemos aprendido, y todo lo que hemos llorado y reído, diviriéndonos y conociéndonos para disfrutar de los mágicos momentos que nos da la estabilidad, temporal, sí, pero cada vez más placentera y duradera.
Alguien me dijo hace un tiempo que cuándo se dejaba de trabajar con un perro… y mi respuesta fue que nunca en la vida. Tú eres un claro ejemplo del apoyo constante que a veces es necesario prestar, y también un claro ejemplo de que es el amor, el cariño y una autoestima en forma la que hacen posibles los cambios. Porque caer no nos asusta ahora que sabemos que juntas retomamos el vuelo.
Nunca tendré suficientes palabras, mi princesa gris, y nunca estaré suficientemente agradecida por tenerte como un pilar fundamental en nuestra familia.
Todos te queremos y admiramos por igual. Por tu fortaleza, por tu alegría, por tus ganas continuas de estar bien y de disfrutar de los momentos de paz y felicidad, que poco a poco vamos consiguiendo como habituales.
Todo mi amor para ti, hoy que el tiempo me recuerda que un año más ha pasado.
Felicidades de parte de todos, cariño mío.
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