En Java Central, Indonesia, una gata dolida aún por la muerte de su humana ha estado viviendo desde hace un año junto a la tumba de la fallecida. Durante este tiempo, varios personas alertadas por los maullidos de la gata se han acercado para ofrecerle comida y bebida sin éxito.
Keli Keningau Prayitno es uno de los voluntarios que se han acercado hasta ella para tratar de adoptarla, pero en cuanto la gata encuentra la oportunidad escapa para volver de nuevo al mismo lugar para yacer en la tierra junto a la tumba de su dueña.
Según Keli, la antigua propietaria de la gata era una anciana de nombre Ibu Kundari que falleció el año pasado. "No quiere ir a casa. Ha estado aquí durante casi un año entero", contó Keli. "Pensé que era una gata callejera y por eso intenté ayudarla pero en cuento la seguí me di cuenta de por qué siempre acudía al mismo sitio".
Al parecer, la gata sobrevive volviendo durante unas horas a la casa de su dueña y se alimenta de la comida que le dejan los hijos de ésta. Después, regresa sin demora al mismo sitio, donde maúlla y duerme. "Un caso triste de ver que demuestra cuán cercanos se sienten los animales a sus propietarios", concluye Keli.
Esto nos hace recordar uno de los casos más famosos, el del perro Akita japonés, Hachiko, que esperó todos los días durante nueve años a que su dueño regresara en el mismo tren en el que le veía partir.