La magia también está en el camino | Repsol

No hay nada más bello que la sonrisa de un buen niño , acompañando a su perrito o animal de compañía. Adoptar responsablemente animalitos abandonados para amarlos y tenerlos en condiciones, sí que es el verdadero espíritu de la Navidad. La solidaridad, la caridad y el amor sí que son propios de estas fiestas venideras, no el consumismo, lucecitas y hacerse "el bueno", dándose golpes de pecho en un templo, en misas de Navidad y luego al salir, ver a un pobre sin techo muerto de frío, sin ni siquiera procurarle un simple bocadillo o unas mantas, o bien adoptar y recoger un pobre animal, el cual lo agradecerá mil veces más o incluso alimentarlo aunque no esté en nuestra casa, hasta su muerte. A Dios le agrada más los hechos, no los adornos e hipocresía. Están muy bellos los adornos navideños, pero no olvidemos el transfondo de la fiesta. No es un momento de jarana, sino de amor universal.