Si hay interrupciones en el proceso, se pueden producir cambios en la inmunidad intestinal”, dijo Anita Kozyrskyj, epidemióloga pediátrica de esa universidad al portal Science Daily. A través de la recolección de muestras fecales de niños en Canadá a lo largo de dos décadas se llegó a la conclusión de que los hijos que crecen con perros tienen una menor prevalencia de asma. ¿Por qué? Kozyrskyj tiene una teoría.
Parecería ser que la exposición a la suciedad y las bacterias a temprana edad (que está en las patas y en el pelo de los perros) puede crear una inmunidad. Es decir, el cuerpo de los pequeños se hace más resistente a agentes patógenos. El equipo investigador piensa que, al exponer a los bebés a las mascotas, incluso antes de nacer, favorece la abundancia de las bacterias ruminococcus y oscillospira, que han sido relacionadas con menos alergias infantiles y obesidad, respectivamente.