Artículo de Miquel Planas Oliver, tomado de El Blog del CSIC
La característica más famosa de estos peces sin escamas, que nadan erguidos y se pasan la vida agarrados con su cola a un soporte, es que paren los machos. También existe la creencia extendida, pero no siempre cierta, de que son especies fieles y que su amor es para siempre.
La degradación de sus hábitats y el comercio indiscriminado ha llevado a los hipocampos a engrosar las filas de las especies amenazadas y a científicos y científicas de todo el mundo a investigar cómo conservar sus poblaciones naturales y desarrollar técnicas de cría en cautividad. Algunos de los mayores admiradores de estos peces han alimentado este comercio desproporcionado: los amantes de la acuarofilia, de la gastronomía oriental y los seguidores de la medicina tradicional china.
La medicina tradicional china (TCM por sus siglas en inglés), que se remonta al menos a casi dos siglos antes de Cristo, utiliza en la actualidad más de 11.000 especies de vegetales y animales, lo que pone en peligro a grandes mamíferos, como osos, tigres y rinocerontes, pero también a especies como los caballitos de mar. A ellos se les atribuyen efectos contra el asma, problemas de corazón o contra la impotencia. Aunque carece de base científica alguna, el fortalecimiento de la virilidad masculina o su acción como afrodisíacos son las cualidades más apreciadas de los hipocampos.
En general se afirma que los ejemplares para estos usos proceden de la cría en cautividad, pero no existen granjas capaces de acercarse a la producción que demanda la TCM. En el año 2009 se calcula que la cantidad de ejemplares capturados para satisfacer la demanda de este tipo de medicina y otros usos podría superar los 20 millones y esta cifra podría aumentar cada año un alarmante 10%. La gran mayoría de estos ejemplares se importan de países cercanos como Vietnam, Filipinas o la India, en cuyas aguas están presentes muchas de las especies conocidas de Hippocampus. La esquilmación de las poblaciones naturales de caballitos de mar ha llegado a tal punto que muchas poblaciones salvajes han visto reducidos sus efectivos en más del 50%. Algunas estimaciones indican que podríamos asistir a la desaparición en unos 20-30 años de muchas de estas especies si no se adoptan las medidas oportunas.
La TCM se utiliza en su país de origen, China, pero también en otros países del sudeste asiático como Tailandia. La demanda mundial es de unas 500 toneladas de producto seco. Un 40% de esta cantidad le corresponde a China, que tiene que recurrir a las importaciones para satisfacer sus necesidades. El precio de un kilogramo de caballitos secos oscila entre los 500 y los 2.500 euros, dependiendo de la calidad y de su tamaño.
El progresivo agotamiento de ejemplares salvajes adecuados (más grandes, pálidos y lisos) para la TCM más tradicional está favoreciendo que se desvíen un mayor número de ejemplares rechazados por la TCM (oscuros, espinosos, de menor talla) hacia el mercado de productos elaborados (píldoras o cápsulas).
Secadero de caballitos de mar o Hipocampos en Guangzhou, China.
Foto: Jgremillot. Wikimedia Commons
Por si fuera poco, el problema de la desaparición progresiva de las poblaciones naturales de caballitos de mar no se ve como tal por los consumidores y mucho menos por los vendedores, quienes también creen que el mejor fin que pueden tener estos peces es su uso como producto medicinal para el ser humano. Afortunadamente la situación ha llegado a alcanzar un punto tan crítico que hasta los propios investigadores chinos han alertado del problema y se han iniciado acciones para la construcción de macrogranjas potencialmente capaces de suministrar los ejemplares que el mercado necesita. Incluso se ha pensado en la posibilidad de utilizar técnicas de clonación para aumentar la eficiencia de la producción en cautividad. En la actualidad está prevista la construcción de una granja en la provincia china de Hainan, con una capacidad de producción de 50 toneladas anuales. El futuro nos confirmará o desmentirá la realidad y viabilidad de estos proyectos tan ambiciosos.
Además de la TCM y de que se venden como delicia culinaria en países como China o Tailandia y como suvenir turístico, ha habido un aumento reciente del consumo de caballitos por otros dos motivos. Uno de ellos está relacionado con su alto contenido en colágeno, lo que está fomentando su uso en sustitución del bótox. El otro es el incremento en el suministro de píldoras que contienen caballitos de mar por el convencimiento (también infundado) de que favorecen el crecimiento infantil.
*Miquel Planas Oliver es investigador del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y autor del libro El caballito de mar de la colección ?¿Qué sabemos de?.
Vídeo del 2009 de la Revista Quo sobre un programa de introducción de caballitos de mar criados en cautividad y luego liberados.