A diferencia de los perros, los gatos no son jerárquicos, no entienden que haya alguien por encima de ellos al que haya que obedecer ni lo entenderán jamás y por lo tanto su relación con nosotros vendrá marcada por esa manera tan felina de ver el mundo. Se subirán a la mesa para comer con nosotros, se dormirán en nuestra cama, nos acompañarán hasta en el baño, etc. Si aceptamos y entendemos eso, podremos tener una relación enriquecedora y diferente con "nuestro" gato.
Además, los gatos son muy territoriales, con frecuencia apegados a sus rutinas y poco amigos de los cambios. Aunque como en todo, hay excepciones.
Gato sobre la mesa
Que no entiendan de niveles, sumisión u obediencia a un líder es también lo que hace tan difícil entrenar a estas mascotas, por mucho que en numerosas pruebas hayan demostrado tener incluso más inteligencia que los perros.