Un buen día mami me llevo al trabajo y me encontré que tenían una nueva mascota en la oficina. Cuando lo vi era casi tan grande como yo pero olía cachorrito, no llegaba a tener dos meses, que alegría se llevo cuando me olio, enseguida quiso a currarse con migo, pobrecito estaba muy desorientado, hacia tan solo 5 días que lo había adoptado Raúl un amigo de mamá y aún no se había centrado en donde estaba. A partir de eses día supe que sería su mami de adopción, pues me imitaba en todo y a donde yo iba el me seguía. Mami muchas veces se lo traía a casa cuando su Dueño se iba de viaje, casi semana si y la del medio, por lo que nos pusimos las dos a educar al pequeño LU.
Lu nació el 5 de enero del 2014, es un labrador retriever de color Rubio, se puede decir que lo hemos criado casi nosotras en casa. Desde el primer día nos dejo muy claro que era un perro ansioso por la comida, nunca había visto a un perro comer tanto y tan rápido. Sus dosis casi eran igual a las mías pero en un minuto se lo zampaba, no habido forma de corregirle la ansiedad de la comida, al memos espera ya tranquilo a la orden de comer, que nos ha costado casi un año en que se tranquilizarse delante del comedero y sin tocarlo.
Tiene tanta obsesión por la comida que me ha llegado a quitarme la mía, por su puesto llevándose una buena bronca por parte de nosotras dos, me molestaba mucho en un principio, pero me daba pena verlo tan chiquitín que le permitía comer de mi plato cuando se había zampado el suyo, hasta que me di cuenta que comía más cantidad que yo y empecé a defender mi comedero y poco a poco fue comprendiendo que no se podía acercar a mi plato. Lu esperaba en su rincón a que terminara y cuando salía de la cocina le faltaba tiempo de ir a ver si me había sobrado algo para robármelo.
Lu es el cachorro más sucio que he conocido, cuando bebe deja todo el suelo mojado y va goteando a donde vaya. Se revuelca en cualquier charco o mierda que ve, le encanta ir pringado.
Cuando ve que los humanos están comiendo algo, Lu se pone a babear, salen litro y litros de babas por su enorme boca. Esto le pasa de continuo, si el abuelo abre una bosa de chuches ya lo tienes dejando un enorme charco de babas, si mami se pone a cocinar ale, a babear. Si estamos en la terraza de algún bar, Lu continúa dejando charcos de babas, lo peor es cuando se acerca alguna persona, le deja pringado de babas, sobre todo al que más pinga es al abuelo siempre va lleno de goterones de LU.
Lu siempre ha sido un cachorro muy feliz, mama dice que es un perro hapy, le encanta jugar, desde chiquitín le hemos llevado al parque para jugar con otros perros y estar en manada, lo que ha disfrutado no está escrito, casi siempre cuando regresábamos a casa luego de los juegos, mami lo tenía que meter dentro de la bañera y darle un buen baño, pues subía a casa de color marrón oscuro y eso que él es casi blanco. Menos mal que se queda petrificado en la bañera y no alborota, lo peor que lleva es el secador, no le gusta nada y su pelo no es como el mío tarda mucho en secarse.
Como buen labrador que es Lu, es muy sumiso y va aprendiendo poco a poco, mami dice que es buen perro y buen seguidor, pues aprende mucho de repetir lo que yo hago y a mami eso le facilita para enseñarle otras cosas. Muchos sábados nos acompaña al cole de Bicho Peludo, aunque es muy torpe en la pista (ya que no le gusta para nada el Agility), le encanta jugar con mis compañeros, sobre todo cuando hacen quedadas fuera de la escuela es uno de los que más amigos hace, no se enfada con nadie.
A pesar que a los labradores les encanta el agua, el mar no lo lleva tan bien como en el rio, disfruta mucho mas corriendo y bañándose en el rio que en el mar ya que ambos lo tenemos cerca de casa y mama nos lleva muy a menudo a jugar a la playa ya que hay un sitio cerca donde los perros podemos disfrutar teniendo la salida de un rio en la propia playa, (eso de no hacer pie no va con él).
Aunque cuando nos fuimos de vacaciones con el barco lo pasamos fenomenal, pero él no se tiraba tantas veces como yo al agua, pero a la hora de ir nadando a la costa era el primero, le molaba mucho llegar a tierra, ahí sí que disfrutaba corriendo por las rocas, metiéndose en los agujeros, cogiendo algas, en cambio cuando era la hora de regresar al barco era el último en tirarse al agua muchas veces tocaba regresar para forzarlo y animarlo mucho, pues cuando nos distraíamos, se daba la vuelta hacia tierra.
Lu siempre ha sido el centro de atención, pues a los humanos les atrae mucho los cachorros, a medida que ha ido creciendo y se ha hecho enorme, (pesa más de 35 kilos), los humanos le tienen más respeto y cuando nos ven juntos y me quieren saludar, él no les deja, se mete por medio como si tuviera celos y eso me pone muy nerviosa.
Gracias a él mama me lleva más a menudo a la oficina, por supuesto la gran parte del tiempo me lo pasó metida en mi jaula, pues dicen que cuando estamos juntos alborotamos un poco y no dejamos trabajar. Los dos nos hemos hechos los guardianes del taller avisamos cada vez que entra un desconocido y defendemos muy bien las instalaciones. Nos hemos hecho amigos de todos los trabajadores del centro y ellos también nos dan su cariño cada uno a su manera. Incluso la empresa de al lado también tiene un perro es un cruce algo parecido a un pastor en un color parecido al de Lu, mientras el era un cachorro han jugado mucho pero ahora lo ve como un rival, quizás sea porque estoy yo, (mamá dice que los machos se pelean cuando hay hembras por medio).
No obstante el siempre está ahí abajo solo, cuidado su territorio y ladrando a todo quinqui que pasa sea humano, animal o cosa, al abu le da penita y todos los días nos junta a los tres en la verja y reparte chuches.
Lu cuando viene a casa no hecha nada de menos a su sueño Raúl ni a su casa, pues mama a medida que ha ido creciendo no ha dejado de tener todas sus necesidades cubiertas, igual que yo tengo mi comedero y bebedero le compro otro a lU, pero más gigante, tiene su cama para dormir, su manta, su suerte para no pasar frío cuando le baña, su cepillo especial del pelo, su colonia y el resto lo compartimos, aunque cuando se mete dentro de la caseta los dos cabemos muy justos no tenemos espacio para jugar, entonces en cuando mas besitos y carantoñas nos hacemos, terminamos haciendo la croqueta juntos revolviendo las alfombras y los almohadones de dentro de la caseta de la terraza.
Mi Pequeño Lu ahora es un gigante comparado con migo, pero no ha dejado de ser mi bebe, cuando estamos juntos, le sigo defendiendo de los perros con malas pulgas, le doy todos mis juguetes a pesar de que ya me ha roto algunos cuantos, compartimos cama cuando se tercia, el sofá, los juegos, los baños, las chuches, el coche, el cariño del abu y la casa de la yaya. Mamá comparte tiempo para jugar con él y enseñarle buena educación mientras practicamos ejercicios, de este modo siempre estoy atendida por ella y nunca he tenido celos de mi pequeño LU, al contrario los dos compartimos el cariño de mama.