Si tu gato tiene contacto con vecinos o familiares procura que el día de la mudanza esté con ellos, ésto es para evitar que el gato se estrese con el movimiento de muebles y el contacto con personas extrañas. Si es posible, que pase la noche con tus familiares o vecinos siempre y cuando esté acostumbrado a ello, porque si no tratará de escapar. Mientras tu procura acomodar lo más que puedas tu nuevo hogar.
En caso de que no puedas dejar tu gato encargado, es conveniente que lo aisles en un cuarto que ya haya sido vaciado, por ejemplo el baño pero no lo encierres en su gatera. No dejes ventanas abiertas.
Cuando terminen de subir todo a la mudanza, no metas al gato ahí, procura llevarlo contigo en un coche y esta vez si en su gatera.
Al llegar a tu nuevo domicilio mételo a un cuarto (otra vez puede ser el baño). Antes de sacarlo de su transportadora tenle listo su comida, agua y arenero y si es posible sus juguetes preferidos y que no haya ventanas abiertas. Cuando salgas del cuarto hazlo rápido para evitar que el gato se salga también.
Ya que el personal de la mudanza se haya marchado, cierra todas las ventanas y puertas para evitar que el gato trate de escapar. Saca al gato de donde lo tengas y deja que él solo empiece a conocer su nuevo hogar. Poco a poco tomará confianza al ver que los miembros de la familia siguen con él y que los muebles son los mismos.
Si es muy nervioso tratará de ocultarse, es importante que veas dónde lo hace para evitar que se vaya a lastimar o en un descuido escape.
Procura que tenga sus juguetes preferidos a la mano y por supuesto su arenero, comida y agua ya estén en el sitio donde será su lugar permanente.
Si tienes más gatos será más fácil que se aclimaten porque se harán compañía y eso les dará confianza.