@dutchdapplez_
La respuesta es muy sencilla: hasta que no aprendamos a entender el lenguaje canino, siempre seremos susceptibles de ser mordidos.
Debemos entender también que el perro no es agresivo por naturaleza, y que va a depender mucho de cómo lo socialicemos, de cómo lo eduquemos y de cómo cubramos sus necesidades físicas para ayudar o evitar que el perro pueda morder alguna vez.
El perro puede tener varios motivos para morder: puede morder por miedo, por ansiedad, por instinto de caza, por instinto maternal, porque siente dolor… Hay varios factores que pueden llevar al perro a morder y es importante conocer el lenguaje canino para interpretar las señales del perro y adelantarnos a esa posible mordida, porque en la mayoría de casos se puede evitar.
La mayoría de mordidas de perros es a niños. ¿Sorprendid@? No deberías estarlo: los niños no saben interactuar con perros y nadie les explica cómo deben hacerlo, además, al ser de menor tamaño sus heridas suelen ser más escandalosas. ¿Es posible educar a los niños a interactuar con perros con total seguridad? Totalmente, pero para ello, antes deben aprenderlo los padres.
Para poder entender un poco la psicología canina, debes tener en cuenta estos puntos:
Las mordidas por posesión. Los perros desde bien pequeños empiezan a aprender lo que es suyo: juguetes, comida, ¡y hasta personas! Simplemente, con enseñarle a no ser tan posesivo se evitarían muchos ataques por posesión, sobretodo en niños, repito, que son los que más suelen quitarles la pelota, molestarles cuando comen, etc. Es importante enseñar al perro a compartir juguetes y a confiar en nosotros cuando está comiendo, simplemente, recompensándolo cuando nos dé el juguete, y ordenándole a sentarse antes de darle de comer y antes de darle cualquier juguete, así como a parar el juego antes de que se ponga fea la cosa.
Las mordidas por miedo. Son las más comunes. Un perro temeroso no dudará en morder a quien sea con tal de defenderse. No son ataques, sino mordidas de aviso para que le dejen solo, sin embargo, en un niño pueden ser peligrosas, sobretodo si el perro es grande. Para evitar tener un perro temeroso es importante una socialización temprana, es decir, que entre los 2 y los 4 meses interactúe con toda clase de personas y animales, de forma que crezca seguro y confiado en las relaciones con los demás. Igualmente, es importante no dar por hecho que todos los perros son sociables, así que antes de saludar o acariciar a cualquier perro, es importante pedir permiso al propietario.
Las mordidas por dolor. Un perro dolorido puede morder. Suelen ser mordidas que sorprenden a los propios familiares, que no esperan una reacción de un perro que nunca ha hecho nada. El perro no puede hablar y decirnos qué le duele y si no hemos sido capaces de observar que algo anda mal, el perro nos lo hará saber evitando ser acariciado. Es le momento de llevarlo al veterinario y que le revisen para advertir de dónde puede venir tanto dolor.
Las mordidas por instinto de caza. Hay perros con mayor instinto de caza que otros, incluso hay que no desarrollan ese instinto, al menos con las personas. Pero, si observas, te darás cuenta que hay muchos perros que no dudan en perseguir coches, bicicletas o personas que pasan corriendo. Se trata de una conducta instintiva, y son perros que no dudarán en perseguir a su “presa”. ¿Qué hacer? Evitar pasar corriendo por delante del perro, y en caso de que esté se lance, quedarse quieto como un árbol hasta que el perro pierda totalmente el interés por ti.
Las mordidas por instinto maternal. Hay perras que tras dar a luz a sus cachorros permitirán a la familia que los toque, pero otras no. En ese caso, debemos respetar la intimidad de la perra y dejarle su espacio. Los niños, por supuesto, deben mantenerse alejados.
Sin embargo, la mayoría de mordidas se originan a causa del estrés. Sí, los perros también sufren estrés. Suelen ser perros que apenas hacen ejercicio, y nosotros como humanos, no ayudamos a reducirlo.
¿Cómo podemos advertir que el perro está a punto de morder? Atento/a a estas señales:
Orejas echadas para atrás.
Pelo del lomo erizado.
Luna blanca en los ojos.
Bostezo por ansiedad.
Muestra de dientes.
Inmovilidad del cuerpo.
Contacto visual.
Todas estas señales preceden a un potencial mordisco. Observa bien al perro si presenta alguno de estos síntomas y dale su espacio, no le molestes.
Si tu perro ha presentado episodios de agresividad continuos deberías revisar los siguientes puntos:
Posibilidad de castración o esterilización.
Aumento de la actividad física.
Educación: conocimientos de obediencia básica (siéntate, párate, etc.)
Socialización.
Evita juegos agresivos.
Educa a tu perro, pero también educa a los niños a relacionarse con el perro.
Si tienes niños y perros en casa y quieres que convivan en perfecta armonía, evitando cualquier desagradable incidente no dudes en educarlos a ambos:
“Cómo educar a los niños a interactuar con perros con total seguridad“
Cuando sucede algún episodio violento en el que un perro y un niño están involucrados, siempre tiene las de perder el perro. Por miedo a que vuelva a pasar o porque dan por hecho que el perro es agresivo, se lo quitan de encima. ¡Cuando él no tiene la culpa! Esto tiene que quedar claro: un perro no es agresivo por naturaleza, y tampoco se vuelve agresivo de un día para otro. Que muerda una vez no significa que vuelva a hacerlo reiteradamente. Por favor, conocimiento y educación: es lo más importante, sobretodo en las personas para poder actuar de forma correcta con el perro.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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