Dora era una gatita abandonada, al principio sólo era cuestión de tenerla un tiempo acogida...hasta que le saliera familia definitiva.
Mi contacto con el mundo felino hasta ese día había sido nulo, no tenía ni idea de como cuidar un gato y muchísimo menos de sus necesidades y comportamientos. Mis referencias sobre ellos eran bastante negativas (y como luego comprobé, casi todas falsas), que si son desagradecidos, aburridos, casi ni los ves en todo el día... Dora al principio era muy esquiva, seguramente ella tampoco tenía muy buen concepto de los humanos, y nuestra relación era de observación y desconfianza mutua. Pero un día no se como, ni sabría explicar por que Dora y yo nos enamoramos, sencillamente mi vida se hizo mejor, más luminosa, más bella...sólo porque ella estaba conmigo y existía.
Este fué el comienzo, poco a poco todo lo que rodea a los gatos empezó a interesarme, sus cuidados, su comportamiento...descubrí que hace muchos siglos los gatos eran adorados como dioses y que ejercieron sobre numerosos artistas y escritores la misma fascinación que hoy ejercen sobre mi.
Dora, por desgracia ya no está junto a mi (pero esa es otra historia, que contaré otro día).
Los gatos siguen muy presentes en mi vida, ya que soy casa de acogida y muchos gatos rescatados del abandono pasan por mi casa, desde aquí quiero contar sus historias, y compartir anécdotas, vivencias y curiosidades sobre estos fascinantes animales que llegaron por sorpresa a mi vida y se ha quedado para siempre en ella.
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