Aunque a priori choque con nuestra forma de ver las cosas, no debemos perder de vista que el ritual de saludo, es esencial para los perros y forma parte de su forma de ser y de obtener información del entorno. Los estudios de Gregory Berns, catedrático de la Emory University School of Medicine de Atlanta, avalan esta afirmación.
Los perros tienen vestigios genéticos de sus ancestros lejanos, los lobos. Cuando salían a cazar, al volver a la ‘guarida’ los cachorros recibían a sus padres lamiendo sus hocicos. Esta conducta, además de ser un saludo, estimula a los padres a regurgitar alimento para sus crías, conducta que se mantiene en la actualidad entre progenitores y sus camadas. Los cachorros buscan atención y alimento de sus padres lamiendo sus hocicos.
¿Qué significa entonces cuando nuestros perros nos lamen el rostro? No necesariamente buscan comida pues ya tienen la necesidad cubierta. En realidad se trata de un saludo, un gesto de familia, un recibimiento y una demanda de atención pues llevan esperándonos un buen rato para empezar la diversión. Aunque nosotros no regurgitemos comida para ellos y no respondamos con alimento cuando nuestros perros “nos dan besos”, para ellos el saludo, es parte de un ritual y una muestra de afecto.
Cuando saltan, tratan de lamer la cara al estilo de los cachorros con sus padres. Aunque en esencia es una forma de saludo, además, buscan "estudiarte" y olerte para saber dónde has estado y qué has hecho. Tienen curiosidad. Si has estado con otros perros o has comido algo, por ejemplo, es más que probable que se empleen en la tarea con más intensidad.
Si queremos liberar de estrés a nuestros perros, debemos responder a sus saludos (de forma apropiada a cada caso para no fomentar malos hábitos). Esto choca frontalmente con todo lo que hasta ahora habíamos leído en los casos de ansiedades que recomendaban "ignorar" al perro, cosa que puede resultar cruel e injusta a los ojos del perro. Todo en la vida, ha de hacerse con moderación y en su justa medida.
En ningún caso existe una necesidad especial de permitir al perro que nos chupe la cara si no nos gusta –aunque, según algunos científicos, es bueno para nuestra salud–. Sin embargo puede resultar recomendable enseñar al perro a discriminar para evitar disgustos con visitas que se sientan poco inclinadas a los besos perrunos.
Con paciencia y entrenamiento, podemos enseñar a nuestros perros a saludarnos de otra forma (evitado además que se suba a nosotros). Lo importante es que entendamos que para los perros el ritual de saludo es muy importante. Y no podemos obviarlo.
Buzz es un perro genial. Tiene unos tres años y fue rescatado de la perrera. Está recuperado y ahora busca hogar. Cariñoso y muy sociable, se lleva bien con todo el mundo, perros y gatos incluidos. Le encanta saludar y estar en todas las salsas.
Contacto: dan.asociacion@gmail.com .
Foto cortesía de Huellitas Fotografía