¿Quieres estar en buena forma física y divertirte con tu perro a la vez? Entonces, la mejor opción es salir a correr con tu perro. Seguro que no hay otra compañía mejor y, además, a él tampoco le vendrá nada mal hacer algo de deporte.
Jugar, dar largos paseos o tirarle la pelota o ya sea simplemente salir a correr con tu perro ya supone hacer ejercicio para un perro, pero también es buena idea hacerle correr un poco con nosotros. Así se estrechan lazos, libera energía y en casa estará mucho más tranquilo. Para ello hay unos arneses especiales que el dueño se puede atar en la cintura y del que sale la correa que engancha con nuestro perro, de forma que podamos llevar los brazos libres para correr con libertad de movimientos.
Es posible que durante los primeros días de salir a correr con tu perro la aventura sea más incómoda porque lo normal es que el perro se pare a husmear todo lo que le llame la atención, se cruce en nuestro camino, haga cambios de ritmo, intente salir corriendo cuando vea a otros perros... Sin embargo, pronto se acostumbrará a correr junto a nosotros.
Los parques grandes con caminos de tierra son de lo mejor que podemos encontrar (mucho más que el asfalto caliente, caminos pedregosos, o por el campo con pinchos y matorrales). De todos modos, es buena idea revisarle cada vez que lleguemos a casa cualquier herida, rozadura o molestia que pueda tener en las patas y en el cuerpo.
Poco a poco ambos os iréis compenetrando más y el ejercicio se hará más divertido para los dos. La capacidad cardiovascular mejorará sin duda para ambos, y mientras uno se divierte tras una mañana en la que ha hecho poco más que estar tumbado, el otro hace más ejercicio del que haría yendo solo: tirones, cambios de dirección y de ritmo, fuerza con los brazos para redirigirle... Eso sí, dado que acabaremos los dos cansados, procurad llevar agua (sobre todo para la mascota).
Ante todo, es aconsejable no correr con cachorros de menos de un año porque podemos perjudicar su crecimiento y desarrollo. Y si nuestro perro es de tamaño pequeño o tiene las patas más bien cortas, lo mejor es dar largos paseos y no castigarle corriendo grandes distancias. Lo mismo ocurre con los que sean de hocico chato (como el Carlino o el Bulldog), ya que pueden tener problemas respiratorios.
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