Reglas básicas
Al igual que la vacunación o la práctica diaria de una actividad, el entrenamiento es uno de los deberes del hombre hacia el perro tan pronto como él decide hacerlo su compañero. Es la garantía de que el animal, su propietario y su círculo familiar no sólo conviven en armonía, sino también que el perro se integrará en la sociedad. El entrenamiento del cachorro debe comenzar en el momento adecuado, cuando su capacidad de aprendizaje sea óptima.
El entrenamiento del cachorro va un paso a la vez. Como tal, el cachorro tiene una capacidad limitada para la concentración: el riesgo de cansancio por trabajo excesivo puede aparecer rápidamente si los ejercicios duran mucho tiempo.
Motivación
El éxito de la formación depende de la motivación y el rigor. Al cachorro naturalmente le gusta jugar, esta oportunidad debe aprovecharse para hacer el “trabajo” sin restricciones a través de breves ejercicios. Además de los juegos que permiten entrenar al perro compartiendo un momento alegre, el cachorro buscará el afecto de su amo y complacerlo por lo que no debe ser descuidado en los procesos de aprendizaje. Esto de ninguna manera excluye el rigor, que debe ser la regla de oro para el cachorro: él no debe ser tratado como un ser humano, únicamente como un animal.
Recompensa significativa
La recompensa aumenta la motivación y facilita la formación. Para que esta sea eficaz, debe ser significativa para el perro, es decir, el dueño debe felicitarlo con tonos cálidos de voz durante un ejercicio. Por otra parte, un regaño deberá penalizar cualquier comportamiento adverso, pero debe ser usado sólo si el cachorro es atrapado en el acto. Cabe señalar que el aprendizaje del refuerzo positivo es mucho más eficaz que el refuerzo negativo.
El lenguaje utilizado debe adaptarse a los animales, con comandos simples, cortos y repetidos con frecuencia. Es decir, el perro entiende mejor el tono de las palabras en lugar de su significado: el tono utilizado por lo tanto debe cambiar en función de si se está dando una orden, felicitación o regaño. Hacer un movimiento es también un medio eficaz para comunicarse con él.
Enseñarle su nombre
La primera cosa que un cachorro debe aprender es su nombre. En el primer día, la llamada de su nombre será seguida con un momento agradable para animarle a ejecutar órdenes.
El “No”
Tan pronto como llega, es esencial para inculcar el sentido de la palabra “No” en el cachorro.
El “No” se asociará a todas las cosas prohibidas, cualesquiera que sean.
Hay que ser categóricos y pronunciarlo en una firme e inequívoca voz cuando ves al cachorro cometiendo una acción prohibida.
Al inicio de este proceso de aprendizaje, podés hacer el gesto de detener al cachorro con la mano, diciendo al mismo tiempo “No”, luego sólo tenés que decir “no” con voz firme.
Entrenamiento en casa
Un cachorro recién llegado a casa no suele estar domesticado. Si él ha hecho sus necesidades en la casa mientras su amo está ausente, no tiene sentido que le regañe. La amonestación sólo es eficaz si el cachorro es castigado de inmediato. Para que el cachorro esté debidamente adiestrado, debe sacarse cada dos horas y obligatoriamente después de cada comida.
Los tres comandos básicos: de pie, sentado, acostado
Se cuidados en cuanto a la consistencia de tus comandos. Lo que se prohíbe un día no se debe tolerar en el siguiente por cualquier persona en el hogar. Los tres comandos básicos se practican con el cachorro con una correa.
Caminar con correa
La correa es una herramienta de control, un signo de alegría mientras el cachorro da un paseo. No se debe utilizar para reprenderlo. Al igual que el entrenamiento en su hogar, caminar con una correa se aprende con mayor facilidad si se inicia muy temprano. Para conseguir que tu cachorro se acostumbre a usar el collar, caminar con una correa, comenzá en el hogar varias veces al día y siempre en sesiones cortas. Si el perro tira de la correa, tenés que decir “No”, dando un tirón fuerte de la correa.
Llamado
Más que un comando, el llamado es una invitación a volver a su amo para recibir caricias o recompensas: el llamado debe estar vinculado a un gesto positivo, pero requiere mucho rigor. Comenzá por llamarlo y asociarlo a las comidas de tu cachorro, luego cambiá de ambientes entre la casa y al aire libre.
Golosinas y comida
Repartir golosinas o sobras de comida altera el equilibrio nutricional proporcionado por el alimento completo que le das al cachorro. Por otra parte, si esto es excesivo, puede promover el aumento de peso y ser perjudicial para su salud. Las comidas también deben estar sujetas a un código de buena conducta que si se cumplen mantendrán alejados comportamientos adversos.
Hasta los 6 meses de edad, la frecuencia apropiada es de 3 comidas al día, posteriormente 2 hasta el final del crecimiento.
El cachorro debe tener sus comidas en un horario fijo, en el mismo recipiente limpio y en el mismo lugar, siempre con un tazón lleno de agua fresca.
El cachorro debe dejarse solo cuando come y nunca darle alimentos cuando está comiendo.
Los centros de entrenamiento para el perro son una oportunidad para que el cachorro encuentre otros perros de su edad y para mostrar menos miedo o ser menos agresivo con otros perros. Para el propietario, garantiza practicar los procesos adecuados de aprendizaje y de compartir un momento de convivencia con su perro.