Cuando preparamos el desayuno, nuestro perro está atentamente observando cada paso del proceso; nos damos cuenta que sólo está a la espera de ese pedazo de alimento que puedas darle. A la hora de la comida, mientras te sientas con tus platos, él o ella se acuesta colocando su cabeza entre las patas, moviendo la cola energéticamente y espiando cada movimiento que hacemos. Su mirada evidencia el antojo que tiene por lo que sea que estás comiendo.
Y nosotros, sus dueños, caemos en ese chantaje emocional. Les compartimos de nuestros alimentos sin tomar en consideración el daño que puede hacerle a su sistema digestivo. Sólo queremos evitar sentir su mirada insistente y sufridora.
Sin embargo, los metabolismos de un humano y de un perro son completamente diferentes; por consiguiente, sus dietas deben serlo también. De la misma manera que sabemos que no podemos tener una dieta a base de croquetas para perros; ellos deben mantener un régimen adecuado a su organismo. En ambos casos pueden ser alimentos peligrosamente tóxicos.
Por ello te compartimos 12 alimentos para humanos que no deben ser proporcionados a los perros.
Chocolate. El chocolate contiene cafeína y teobromina, sustancias que se consideran estimulantes del sistema nervioso (metilxantinas). Por lo que, mientras más oscuro el chocolate, es más peligroso por su alto contenido de metilxantinas. Puede causar vómito, deshidratación, dolor abdominal, agitación severa, temblores musculares, ritmo cardiaco irregular, temperatura corporal elevada, muerte.
Leche. Los perros también pueden sufrir de intolerancia a la lactosa. A diferencia de los humanos, los perros no cuentan con enzimas que puedan catalizar la azúcar de la leche. Por lo que puede causar vómito, diarrea y otros problemas gastrointestinales; así como contribuir a una enfermedad bacteriológica que, eventualmente, conlleve a la muerte.
Queso. Como la leche, el queso también tiene azúcares y componentes grasosos que son difíciles de catalizar. En consecuencia, los perros pueden tener gases, diarrea y vómito.
Cebolla. Este alimento puede dañar las células sanguíneas de los perros, debilitándolos por completo. Si la mascota comió demasiada cebolla, probablemente se necesite una transfusión de sangre.
Nueces de macadamia. Los perros tienen una reacción alérgica a los componentes de esta nuez. Pueden debilitarse al grado de dejar de caminar; vomitar, sufrir de temblores, hipotermia, depresión y un caminar vacilante.
Ajo. Como el chocolate, el ajo es un alimento muy tóxico para los perros. El efecto del ajo no aparecerá durante los primeros días de haberlo consumido, sin embargo, los perros podrán quedarse inmóviles, su orina se tornará roja oscura, entre otros síntomas. A veces será necesaria una transfusión sanguínea.
Uvas y pasas. Los componentes químicos de estos alimentos pueden provocar reacciones alérgicas a los perros: problemas renales, vómitos, diarrea, estado letárgico, deshidratación, falta de apetito e incluso la muerte (después de tres o cuatro días después de la alergia).
Aguacate. Este alimento contiene una toxina llamada persin, la cual puede provocar dolores estomacales, dificultades para respirar, acumulación de líquidos, obstrucción del tracto gastrointestinal.
Corazón de manzana (durazno, peras y derivados) contiene glucósidos cianogénicos, también conocido como cianuro. Este elemento puede generar indigestión, mareo, dificultades para respirar, colapso, hiperventilación, shock e incluso coma.
Pan. Este alimento puede fermentarse en el estómago del perro, provocando una intoxicación en el tracto estomacal o intestinal. Los síntomas son vómito, dolor abdominal y letargo.
Café. Al igual que el chocolate, el café contiene el estimulante metilxantina; el cual puede provocar vómito, angustia, palpitaciones fuertes e incluso la muerte.
Tocino. Con un alto índice de grasa, el tocino puede causar enfermedades del páncreas, problemas digestivos y de absorción de nutrientes.
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