@chestnut.labrador
Lo peor que podemos hacer a un perro si queremos evitar que desarrolle miedo al agua, es enfrentarlo de forma brusca. Por ejemplo: evitar lanzar al perro de golpe a una piscina, empujarlo con una correa para que entre en el agua, etc. Sin paciencia y a lo bruto, lo único que conseguiremos es agravar el miedo en nuestro perro, además de hacerle pasar un rato muy estresante y que crezca la desconfianza hacia ti.
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Pasos a seguir para evitar el miedo del perro al agua:
Antes que nada, ¡no todos los perros saben nadar! El Bulldog Inglés es un perro que suele hundirse al fondo del agua. Y hay también perros algo torpes para el nado: el Pug, el Bulldog Francés, el Galgo… Y, en la otra balanza, tenemos a súper nadadores, como el Labrador, el Golden Retriever, el Terranova… Por tanto, no fuerces nada si ves que tu perro es algo torpe para el nado, y mantenlo siempre en las zonas que menos cubren para que disfrute refrescándose pero haciendo pie (bueno, pata).
La primera vez que el perro tome contacto con el agua, que lo haga contigo. Lo ideal es que se haga cuando el perro es cachorro, porque es cuando más fácil que pierda el miedo, pero si no es así, tampoco es complicado.
La energía con la que debemos entrar al agua debe ser calmada. Si estamos nosotros nerviosos, nuestro perro no confiará en nosotros.
La situación perfecta sería colocarle un chaleco de flotación para que la sensación de hundirse no pusiera nervioso al animal pero, si no tienes, es importante que lo cojas por debajo de las patas sujetándole el tronco mientras poco a poco entras en el agua.
Verás como tu perro automáticamente empieza a mover las patas. Es algo totalmente instintivo. ¡No le sueltes! Las primeras veces es importante que se sienta seguro contigo y que, mientras se mueve, lo elogies con palabras. Saca al perro y recompénsalo con alguna golosina, ¡se lo merece!
Tras varias sesiones, empieza a soltar al perro a una distancia de ti de unos metros y llámalo para que acuda a ti. Felicítalo cuando lo haga.
Cuando veas que cada vez tiene menos miedo, puedes empezar a añadir juguetes en el agua para que se motive. Con la motivación del juguete se envalentonará e irá nadando a por su juguete. Si observas que ladra y no se mueve, significa que necesita más sesiones de confianza contigo.
No tengas prisa porque es tu peor aliada. Paciencia y poco a poco. Es muy importante que siempre mantengas a tu perro bajo tu vigilancia. En zonas de piscina, sobretodo, tu perro debe tener un acceso para salir y entrar cuando quiera, ya que de lo contrario, podría ahogarse si algún día te ausentaras y cayera a la piscina atrapado sin poder salir.
Presta atención con el agua. Si estás en una piscina vigila que tu perro no beba del agua de la piscina. Para ello, pon un cuenco de agua fresca al lado para evitar que beba agua clorada.
Y, siempre, recuerda aclarar el cuerpo de tu perro con agua dulce para eliminar sal, cloro, etc. que pueda irritar su piel.
¡Feliz verano!
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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