Es por este motivo por el que muchas personas se preguntan cómo hacer para que dos gatos adultos se lleven bien desde el primer día. Y es que la situación puede llegar a ser muy estresante, no solo para los felinos, si no también para el resto de la familia.
¿Cuándo es buena idea traer a un segundo gato a casa?
Antes de entrar en materia, me gustaría empezar por aquí, por el principio. Por mucho que nos cueste o nos entristezca, no siempre es buena idea tener dos gatos en casa. Hay que pensar mucho y muy bien primero en el gato que ya vive con nosotros, y segundo en si podemos hacernos cargo de los dos (y no me refiero solo al tema del gasto económico que supone cuidar a dos gatos, sino también a si podemos pasar tiempo de calidad con ellos, dándoles compañía, jugando con ellos, etc.).
En lo que respecta a nuestro felino, tenemos que preguntarnos, como mínimo, lo siguiente:
¿Es un animal juguetón?
¿Es sociable? Es decir, ¿le gusta estar con otras personas y con otros peludos?
¿Ha convivido antes con otros gatos?
Si has respondido que sí a todas, o a las dos primeras, entonces sí que puede ser interesante convivir con dos gatos. Pero así y todo, déjame decirte algo: es mejor acoger antes que adoptar. ¿Por qué? Porque solo de esta manera sabrás cierto si tu gato, o el gato nuevo van a poder llevarse bien. La acogida puede ser temporal, o definitiva si al final sale todo como esperas.
En el caso de que uno de ellos, o los dos, fuesen cachorros, sería mucho más sencillo, porque la adaptación de ambos es más rápida. En cambio, con los adultos hay que hacer las cosas más despacio para evitar que surjan problemas.
¿Cómo presentar a dos gatos adultos?
Con mucha paciencia y calma. Si alguna vez tenemos oportunidad de observar a una colonia felina, veremos que cada vez que llega un gato adulto primero se queda en un sitio visible pero a una distancia prudencial. En esta primera etapa es normal que haya bufidos, pero no suele ir más allá (a no ser, claro está, que haya alguna gata en celo, en cuyo caso los machos que no estén castrados sí estarán más nerviosos y podrían atacar a los nuevos).
Esta etapa dura unos días o semanas. Todo va a depender del comportamiento de los miembros de la colonia. El nuevo durante ese tiempo irá acercándose cada vez más a ellos, pero un poquito cada vez. Comerá y descansará apartado de ellos, siempre controlando las reacciones de los demás. En cuanto observe que sus nuevos compañeros empiecen a abrir y cerrar sus ojos de manera lenta cada vez que lo vean -algo que es una señal de calma y confianza-, que descansan, se acicalan y/o juegan cerca de él, entonces será cuando pase a formar parte de la colonia.
A partir de ahí, poco a poco irá conociéndolos, haciéndose amigo de algunos y compañero de otros. Es posible que los adultos de la colonia ya le dejen comer en la misma zona que ellos, algo que sin duda es muy buena señal.
Pero, ¿qué ocurre cuando esos dos gatos están en interior? La situación es bastante diferente, porque no tienen posibilidad de salir fuera a desestresarse; solo pueden ir a alguna habitación, aunque en esencia es muy similar. Es decir, el comportamiento que tendrán será muy parecido al que tendrían si estuvieran en el exterior, por eso nosotros tenemos que facilitarles la adaptación.
Los pasos que recomiendo seguir con los siguientes:
Nada más llegar a casa con el gato nuevo, lo dejaremos dentro del transportín en la sala por ejemplo, para que pueda ver al gato que ya vive con nosotros, y para que él lo vea también. Hay que dejar que se huelan, que sepan que hay otro igual en el territorio que van a compartir. Si se bufan es normal. Incluso si llegan a gruñirse pero después de alejarse unos pasos se acicalan, no debería de preocuparnos en exceso.
Al cabo de unos minutos, llevamos al gato nuevo a una zona de la casa que esté separada del resto por una red, Así, seguirán viéndose y oliéndose, y además les daremos la oportunidad de irse a una zona donde pueden estar tranquilos sin que el otro les moleste. Los mantendremos de este modo unos cuantos días o semanas, hasta que veamos que empiezan a sentir curiosidad por el otro, que incluso abren y cierran sus ojos de manera lenta.
Para asegurarnos, les pondremos comederos, cada uno el suyo y en su parte, para que coman cerca.
Si todo va bien, esto es, si muestran interés sano por el otro, quieren jugar, y no se muestran enfadados o tensos entonces podremos quitar la red y dejar que, ahora sí, se conozcan bien. Pero sabremos si tenemos que dar un paso atrás si alguno, o ambos, tiene la mirada fija, pelo erizado, o si gruñe y/o maúlla fuerte.
¿Qué más hacer para que se lleven bien y se acepten?
Bueno, el uso de productos como Feliway, que son feromonas sintéticas que les ayudan a estar más tranquilos, pueden ayudar mucho. Pero lo que más hace son cosas como darles latas para gatos a los dos a la vez en una misma habitación, acariciar primero a uno y después al otro para que acepten el olor corporal de su compañero, jugar con ellos, en resumen: acompañarles, pero respetando su espacio.Además, es muy importante asegurarse de que tienen un comedero, bebedero, arenero y cama propios, ya que pueden surgir conflictos rápidamente cuando falta algo de esto. Por otro lado, la familia debe de respetarles, y no obligarles a hacer cosas que no quieren (por ejemplo, a recibir más caricias de las necesarias). Es importante saber cuándo parar, conociendo sus señales de calma.
Así, con el tiempo, es posible que se hagan amigos. En el caso de que no sea así, de que pasen los meses y la situación solo empeore, es buena idea pedir ayuda a un profesional.
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