Cuatro de cada cinco veces, a tu perro

Releyendo un artículo de el doctor Mark Bekoff, uno de mis favoritos entre los estudiosos del mundo canino, he pensado en escribir este texto para retaros a hacer de “científicos callejeros”.

¿Aceptas el reto? ¡Pues sigue leyendo!

El dr. Bekoff, al igual que yo, pasa mucho tiempo en los parques al pasear a sus perros. Y (también al igual que yo, será deformación profesional) analiza permanentemente el comportamiento de los perros con los que se cruza y el de sus guías. Y descubrió tras analizar más o menos 300 interacciones entre los guías y sus perros, que más del 80 % de las veces que la gente se dirigía a los canes era para reñir, prohibir o cortar sus comportamientos: “para”, “no hagas eso”, “¡no!” Solo un 18% de las veces se dirigían a los peludos para felicitarles: “¡bien!”, “buen perro”, “¡buena, chico!” Esto significa que por lo general, más de 8 de cada 10 veces que nos dirigimos a nuestro/a compañero/a es para reprimirlos o reñirlos.

Ponte en el lugar de tu perro/a

Os invito a que paséis una semana intentando fijaros en esto cuando salís de paseo. Yo lo hice y (desgraciadamente) comprobé que era cierto.

Muy a menudo cuando estamos en nuestros cursos les decimos al alumnado: “piensa que tú eres el perro. ¿Cómo te sentirías si te hicieran esto a ti?” Si a mí me estuvieran diciendo permanentemente lo que hago mal, y no lo que hago bien, como poco estaría bastante estresado, y probablemente sería un poco menos feliz.

Imaginaros que sois un/a perro/a (sí, otra vez), que hace cosas de perro/a (oler y/o comer cacas, tardar un poco en volver cuando te llaman porque una paloma te está retando, meterte en un charco de color verde oscuro), cosas que para un/a perro/a SON NORMALES, y te cae una reprimenda por parte de ese bípedo al que tanto quieres. Reprimenda que desde un punto de vista perruno no entiendes, pues no has hecho nada que no te pida tu prodigiosa nariz canina, tus ganas de explorar o tu inevitable faceta social. El vínculo con ese bípedo se irá deteriorando.

¿Aceptas el reto?

Os lo vuelvo a plantear: pasad una semana mirando si la gente paseando con sus peludos riñen 5 veces más que felicitan a sus compañeros. Pero, qué demonios, ahorremos tiempo. No miréis lo que pasa por el parque. Contad las veces que vosotros mismos dais mensajes negativos y las veces que dais mensajes positivos, y sacad conclusiones. El vínculo con vuestro perrete depende en gran medida de esto.

¿Y los mensajes positivos?

Por cierto, otra cosa muy interesante que observó nuestro estimado Mark fue que de esas pocas veces que la gente se dirigió a sus perros para darles mensajes positivos, solamente tres veces (de las trescientas observadas) se hicieron porque sí, no para recompensar una acción. Decirle algo amable al perro simplemente porque vais paseando juntos, porque se acerca amablemente a saludar a un transeúnte simpático, felicitarle por jugar con otros perros y pasárselo bien, llamarle “guapa” cuando nos mira con los ojos como platos en un momento del paseo¡lo hacemos un 1% de las veces!

SEAMOS AMIGOS DE NUESTROS PERROS. Esto último también vale para esos adiestradores (profesionales y amateurs) que trabajan en positivo pero que se dejan el vínculo con su compañero un poco olvidado

Foto de nariz de perro creado por frimufilms – www.freepik.es

The post appeared first on Sentido Animal.

Fuente: este post proviene de Sentido animal, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

¿Te has preguntado alguna vez si estás realmente preparada para la adorable pero desafiante etapa de tener un cachorro? Descubre en este artículo los secretos para sobrevivir y disfrutar al máximo de ...

Recomendamos