Un estudio reciente nos indica que las conductas destructivas y la eliminación inadecuada se encuentran entre los problemas de comportamiento más frecuentes entre los perros cuando faltan sus propietarios en casa. Ambas reacciones pueden tener diferentes causas, pero en un número elevado de casos, éstas son consecuencia de la ansiedad por separación. Sin entrar en complicadas definiciones, se puede decir que se trata de un estado de ansiedad y estrés que aparece, bien cuando el perro se queda solo, bien cuando no tiene acceso a su dueño.
La ansiedad por separación hace que su comportamiento cambie, afectándote por los desperfectos en el mobiliario de la casa, como a los vecinos por los ruidos del animal, así como a su propio bienestar, ya que le produce un elevado estrés. Los cambios en su comportamiento, provocados por la ansiedad, pueden responder al siguiente patrón de conductas:
1. Aumento de la actividad, generalmente son conductas destructivas.
2. Ladridos, gemidos y aullidos.
3. Pérdida del control voluntario de la defecación o micción.
4. Es frecuente que muchos perros adopten signos de ansiedad antes de la partida de los dueños, como posturas corporales deprimidas, persecución del dueño, paseos, jadeos, insalivación, etc.
Descartar otros diagnósticos
Estas conductas no tienen por qué aparecer a la vez, de tal modo que dependerá del can y de su forma de manifestar su ansiedad. Los criterios para diagnosticar correctamente estos estados ansiógenos, con el fin de descartar otros posibles diagnósticos, son los siguientes:
1. Estas conductas aparecen exclusivamente cuando se ausenta el dueño.
2. En un porcentaje muy elevado ocurre únicamente cuando el perro está completamente solo en casa.
3. Suceden inmediatamente después de que el amo se haya ido.
Para ayudar en el diagnóstico, se hace muy valiosa la grabación del animal con una cámara de vídeo o en su defecto en una grabadora de voz para hacer un diagnóstico diferencial. Así pues, si el perro pierde el control de esfínteres, puede ser causado por marcar su territorio, por un problema orgánico, por falta de aprendizaje o por alguna fobia, entre otras causas diferentes a la ansiedad por separación. Del mismo modo, los ladridos pueden ser respuestas a ruidos determinados, a juegos, fobias, agresividad territorial, etc. Por último las conductas destructivas pueden ser causadas por la actividad propia de los cachorros: hiperactividad, respuestas a estímulos externos, etc.
Una vez descartadas todas estas posibles causas, se puede hablar de ansiedad por separación. En este sentido es importante destacar que el pronóstico de la ansiedad por separación es generalmente bueno, pero es fundamental la colaboración de un veterinario especializado en etiología clínica, así como la ayuda de un educador canino que enseñe al dueño a comunicarse mejor con el animal de compañía, al tiempo que se aumenta el ejercicio físico del perro.
Tratamiento efectivo
Antes de empezar estas breves pautas para entender cómo se puede corregir este problema, es importante mencionar que será nuestro especialista de confianza quien supervise en todo momento el tratamiento. El éxito del mismo está en combinar la utilización de fármacos con el trabajo de adiestramiento. Sólo el experto puede guiarnos en estos dos pasos, sobre todo en la utilización de los medicamentos, que son de gran ayuda en la resolución de este tipo de problemas.
Con el adiestramiento debemos marcar un objetivo muy claro que es romper esa dependencia que tiene nuestro perro hacia nosotros. Es muy importante no hacer caso a nuestro perro cuando regresamos a casa, hay que esperar a que el animal este tranquilo; entonces será el momento de interaccionar con él. No podemos prestar atención si salta, jadea, llora... ya que reforzaríamos la dependencia. Tampoco debemos hacerle caso cuando salimos de casa.
Superar la dependencia
En la convivencia diaria el amo sólo puede prestar atención al perro si éste está tranquilo y debemos intentar reforzar que él se aleje poco a poco de nosotros. Por ejemplo, a la hora de tumbarse, si lo hace pegado a nuestros pies le ignoraremos, pero en el momento que se tumbe, aunque sea a medio metro de nosotros, hablaremos con él, jugaremos, le acariciaremos, incluso le daremos un premio. Con este sistema pronto podrás estar en el salón viendo la tele mientras tu perro descansa por propia iniciativa en otra habitación.
Toda interacción que provenga de nuestros perros debe ser ignorada sistemáticamente y tenemos que elegir muy bien los momentos para jugar, hablar, acariciar, peinar, dar de comer¿ Con todo esto no quiero decir que no se puedan hacer todas estas cosas, simplemente que ahora debemos elegir muy bien cómo y sobre todo cuándo. Podemos completar este sistema de adiestramiento, que es la columna vertebral del tratamiento, con otros trabajos.
Complementos útiles
Los ejercicios de obediencia son un buen complemento para el tratamiento, además de una manera muy sana de establecer una relación con el perro sin reforzar el apego desmedido causante de la ansiedad. Es también de gran ayuda cambiar las rutinas a la hora de irnos, con el objetivo de que nuestro perro no pueda participar de su dueño. Sería aconsejable cambiar la secuencia: me levanto, me ducho, me afeito, desayuno. Llevo a los niños al colegio, saco al perro y voy a trabajar. Además de cambiar las rutinas, se puede combinar fingiendo falsas salidas donde, por ejemplo, me visto, me pongo colonia, cojo las llaves y, por ejemplo, me siento a ver la tele o a leer: así se consigue desconcertar al perro.
Es aconsejable que el perro realice ejercicio físico antes de quedarse solo. Es muy recomendable utilizar juguetes especialmente diseñados para cuando los perros se quedan solos que son dispensares de golosinas o comida, tales como los Kong. Para finalizar, no se debe castigar al animal por las acciones que hubiera hecho, ya que el castigo es eficaz exclusivamente si se aplica inmediatamente después del hecho punible.