Uno de los deportes caninos más conocidos es el Agility, cuyo gran atractivo reside en la unión que se forja entre el dueño y su perro, puesto que ambas partes son fundamentales para el desarrollo de los ejercicios. Ana Alonso, adiestradora de la Escuela Starcan, nos explica que "esta práctica consiste en superar una serie de obstáculos, conocidos de antemano por el can, en un tiempo determinado".
Uno de los aspectos más positivos de este deporte es que los ejercicios y el modo de ejecutarlos se pueden ir cambiando libremente, por lo que siempre hay oportunidad de mejorar y enseñar nuevos trucos a tu perro. De este modo, conseguimos hacer los circuitos en el menor tiempo posible y con la mayor dificultad y destreza.
Un poco de historia
Ana Alonso nos cuenta que esta disciplina surgió en la década de los setenta en Londres, durante una exposición canina. La base del Agility es el ¿jumping hípico¿, que consiste en saltar obstáculos en una carrera contrarreloj. El objetivo es hacer el circuito en el menor tiempo posible, sin cometer errores y siguiendo rigurosamente el orden de la pista fijado por el juez. El éxito fue rotundo, y en pocos meses comenzaron a organizarse campeonatos por toda Inglaterra.
Una década después, en el año 1987, llegó a nuestro país de la mano del CEAC (Club Español de Adiestramiento Canino) que organizó numerosas exhibiciones por toda España para dar a conocer este deporte. La acogida entre los adiestradores y profesionales fue impresionante y a finales de los ochenta se celebró la primera competición a nivel nacional.
Los ejercicios más comunes
Uno de los rasgos más interesantes es que cualquier perro puede practicarlo. Además, sólo se necesita un espacio al aire libre, puesto que los obstáculos podemos hacerlos nosotros mismos con troncos de árbol, neumáticos gastados, cuerdas... Según la adiestradora, "lo ideal es que el perro disfrute corriendo, saltando y jugando".
A la hora de competir, dependiendo del tamaño del perro hay tres categorías: la primera, hasta los 35 centímetros de altura, es la Mini; luego la Midi, que va hasta los 43cm y, por último, la Estándar para el resto. Por supuesto, sólo se tiene en cuenta el tamaño, en ningún caso se mira la raza, las características físicas o el peso del perro.
Un deporte para todos
En comparación con otros deportes, como el Canicross, la gran ventaja es que el dueño no necesita una forma física especial porque puede darle las órdenes desde lejos, aunque es muy recomendable que haga deporte para seguir el ritmo del can y correr a su lado. Lo principal es tener una buena comunicación con el animal, Alonso nos comenta que "una pareja guía que no sea muy rápida, pero no cometa demasiados fallos, puede tener una puntuación realmente buena".
El Agility es el deporte canino por excelencia, porque gracias a él conseguimos educar a nuestro perro mientras está jugando y pasándoselo en grande. Con esta disciplina logramos una compenetración perfecta con nuestra mascota, que se traduce en una convivencia en armonía. Además, nunca se llega a dominar del todo, porque siempre hay nuevos trazados y nuevas maneras de ejecutar los ejercicios, por lo que el espíritu de superación es muy importante.