En pocos días se votará en el Congreso de los Diputados la 'Ley del Bienestar Animal' en la que se refleja la prohibición de realizar operaciones invasivas únicamente con fines estéticos a los perros, tal y como ya sucedía en algunas comunidades autónomas como Galicia y Cataluña.
Para abordar los riesgos de este tipo de operaciones hemos hablado con Germán Quintana, veterinario del centro A Marosa, que se muestra a favor de la legislación, puesto que según sus palabras "no se busca el bienestar del animal sino el del propietario". Por su parte, Carolina Nadal, criadora de perros y responsable del centro Bóxer de los Morritos, afirma que "hay otros problemas más graves como el abandono y el maltrato".
¿A qué razas se les práctica?
Normalmente, la operación del corte del rabo está más extendida. Las razas en las que es más frecuente son: los Bóxer, los Cocker, los Doberman, los Schauzer y los Yorkshire. Por su parte la operación de orejas casi no se práctica, sólo en casos muy concretos como el Pitbull, el Bóxer o el Doberman.f v
Germán Quintana apunta que "independientemente de la raza, lo más importante es realizar estas operaciones cuando son cachorros para que no sea necesaria la anestesia general y, en el caso del rabo, sea un proceso rápido, indoloro y sin complicaciones". Nadal también destaca la importancia de este punto y señala que "siempre entregan a sus perros con el rabo cortado para realizar el corte en las primeras semanas de vida".
Algunas excepciones
Hoy en día, perros como el Bóxer han pasado a ser una raza de compañía, por lo que este tipo de intervenciones casi en el 100% de los casos responde a las preferencias estéticas de los dueños. A pesar de ello, la criadora nos explica que "en algunos casos el corte del rabo es imprescindible, puesto que el particular movimiento de la cola puede llegar a causar lesiones graves".
Germán Quintana apunta la necesidad de este tipo de operaciones en los animales que son usados para la caza en matorral bajo, como las zarzas, ya que pueden quedarse enganchados. En definitiva, para este experto "lo principal a la hora de decidir es valorar las ventajas que va a suponer la operación en la vida del animal".
La operación y el postoperatorio
Tal y como explica, Germán Quintana estas operaciones "son técnicas quirúrgicas invasivas" que deben hacerse a una edad temprana para evitar posibles complicaciones tales como: reacción alérgica a algún fármaco empleado durante la anestesia, sangrado, infecciones en los puntos, cicatrización anormal, alopecia e incluso la pérdida definitiva o parcial de alguna de las orejas.
Asimismo, deberemos ser muy estrictos con la higiene y la cura de las heridas los primeros meses. Habitualmente, el animal tiene que estar con los puntos entre 7 y 9 días, durante ese periodo lo mejor es ponerle un collar cervical o isabelino y unos patucos para evitar que se rasque o se muerde la herida. Para ayudar a la cicatrización evitaremos el baño, la exposición al sol y tendremos mucho cuidado cuando salga a la calle y juegue con otros perros.
La adaptación a los nuevos tiempos
Hace años que en la mayoría de los países europeos está prohibido este tipo de operaciones, lo que en palabras de Nadal "ha provocado que el estándar de belleza de muchos perros se hayan modificado para adaptarse a las orejas y al rabo íntegros". A raíz de estas nuevas medidas cualquier perro sin operar puede participar en todos los concursos de belleza canina.
La criadora apuesta "por la creación de una legislación para controlar que estas técnicas se realicen en clínicas veterinarias que cumplan todos los requisitos sanitarios". En definitiva, tendremos que esperar a la aprobación de la nueva Ley de Bienestar Animal para saber si estas pruebas son finalmente ilegalizadas. Ante este dilema lo más importante es que, antes de someter a esta operación a nuestros animales, debemos hablar con nuestro veterinario para actuar de forma responsable y mirar por el bien de nuestra mascota.
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