La amistad entre humanos y perros puede despertar el interés por descubrir las cosas que tenemos en común.
Una de ellas es la debilidad de nuestros estómagos ante las situaciones de estrés. Como se sabe, el estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones que implican ponerse en estado de “alerta”, cuando hay cambios en el estilo o ritmo de vida, así como cuando se presentan problemas en el hogar, escuela o trabajo. Esto produce nerviosismo y nos afecta física y psicológicamente. En los seres humanos el estómago parece ser uno de los principales “detectores” de esta situación de estrés. Seguramente muchos habrán sufrido malestares estomacales con motivo de afrontar un compromiso que implica una cierta presión social, tal como un examen importante, una entrevista, un chequeo médico o simplemente una noticia desagradable. Nuestra acidez estomacal, colitis y gastritis están influenciadas por estos factores estresantes. Bueno, para nuestros perros es lo mismo. El cortisol es una hormona llamada “del estrés” que se eleva ante episodios percibidos como amenazantes y tanto en humanos como en los perros, la elevación del cortisol estimula la secreción ácida afectando la mucosa gástrica. Los perros comparten estos efectos sobre sus estómagos ante cualquier situación novedosa o comprometedora como un cambio brusco de ambiente, la visita al veterinario, a la peluquería, pugnacidad con otros perros durante la comida, interrupción intempestiva del sueño, etc. Y los efectos son igualmente molestos. Pueden producirse dolores estomacales, diarreas y eliminación de la necesaria flora bacteriana. La desventaja para ellos es que no pueden hablarnos de su malestar y a veces esa condición de vulnerabilidad ante el estrés pasa desapercibido para sus dueños e inclusive para su médico veterinario. “ Las situaciones de estrés afectan a todo ser vivo, y sus consecuencias van a depender de su intensidad, frecuencia y la vulnerabilidad de cada individuo. Con relación a los problemas gastrointestinales en perros se pueden dar episodios de diarreas pasajeras pero también casos graves tales como la llamada dilatación-torción gástrica en las que el estrés aunado a otros factores, pueden tener consecuencias fatales. Lo más importante es que el propietario conozca a su mascota y pueda darse cuenta de los factores que lo alteran para tomar las medidas preventivas del caso”. Tratarlos integralmente: La visión biologicista de la medicina a veces nos lleva a creer que sólo los parásitos pueden ocasionar problemas gástricos y está visto que no es así. De hecho algunas clínicas veterinarias han comenzado a incluir en sus salas de espera medicamentos de prevención a los problemas estomacales generados por el estrés que causa en los perros la consulta veterinaria. Cada vez se vienen incorporando más elementos como esencias florales para neutralizar estados emocionales alterados o productos probioticos que actúan como protectores de la flora bacteriana intestinal, así como protectores gástricos. De ahora en adelante, cuando vea a su mascota recuerde que su estómago puede ser tan vulnerable como el suyo.