El Pez Payaso, perteneciente a la familia Pomacentridae, es un ejemplo de especie, recientemente iniciada en los acuarios marinos. Característico por sus intensos colores rojo, rosa o naranja y blanco, este pez procede de los arrecifes de coral del Indopacífico y vive en simbiosis con las anémonas, teóricamente una especie depredadora, de la que obtiene una protección frente a posibles atacantes. A cambio, le ofrece la posibilidad de ingerir sustancias perjudiciales para las anémonas.
Esta clase de pez es fácil de obtener y posee un precio asequible, pero no todos los aficionados son capaces de mantenerlo en buenas condiciones. Es una especie carnívora que necesita un ligero aporte vegetal en su dieta. En su medio natural, los peces payaso persiguen a sus pequeñas presas, por lo que para desencadenar esta pauta de conducta, es recomendable distribuir la comida sin parar las corrientes de agua del acuario, así avivaremos su instintito de caza.
Su alimentación debería basarse en mejillones cocidos, pescado blanco, pulpo, gambas o langostinos, berberechos, acelga y espinaca cocida. Como complemento, podrías suministrarle comida seca, de primera calidad, artemia adulta y gusanos.
La familia de tu pequeño amigo
La reproducción de este pez obedece a la elevación de la temperatura del agua. En el acuario se puede inducir aumentando de forma gradual durante unos días hasta alcanzar los 28 ºC, siempre que existan hembras grávidas (con el abdomen prominente) que estén dispuestas a la reproducción. Si ésta no se produjera, habrá que esperar hasta la llegada de un caluroso verano.
Para lograr un momento tan esperado, se suelen separar una o más parejas en zonas apartadas que incluyan una anémona de tamaño medio o grande, colocando tus ejemplares cerca de los tentáculos de la anémona protectora. Tiene que ser una superficie plana o ligeramente hundida hacia adentro. Por otro lado, debes encontrar una posición vertical preferentemente, en un área que no reciba una iluminación muy intensa.
Trasladar los huevos
Si el acuario está demasiado poblado de depredadores que supongan una amenaza para los alevines, puede ser conveniente trasladar los huevos a un acuario diferente uno o dos días antes de la eclosión. Lo mejor es extraer la piedra en la cual están los huevos e introducirla con sumo cuidado en un recipiente, siempre sumergida durante el traslado de un acuario a otro.
Los huevos nunca deberán entrar en contacto con el aire para evitar que se estropeen. Una vez ubicada en el otro acuario, se coloca de forma vertical y encima de un difusor de burbujas finas. Así se bañarán todos los huevos. De este modo, se conseguirá que los alevines nazcan aún sin los cuidados paternales.