Estos curiosos datos vienen de un reciente estudio publicado por la revista Nature, que afirma que estas ballenas terminan su ciclo menstrual a una edad bastante joven, por lo que se dedican a cuidar al resto de miembros de su familia; en concreto a sus nietos. Además, mantiene que a medida que envejecen, las hembras se sienten más ligadas al resto de componentes de su clan.
Las ballenas son matrilocales, es decir, que los hijos no se separan del grupo originario de la madre y se mantienen en contacto con ella a lo largo de su vida. Por eso, a la hora de reproducirse, si no tuvieran la menopausia, las ballenas más mayores serían competencia directa para sus propias hijas.
No hay una fecha concreta para determinar cuándo empezó a suceder este fenómeno. Pero lo que sí es cierto, es que de esta manera las abuelas, tanto maternas como paternas, colaboran en la supervivencia de las crías. Bien ayudando a las jóvenes madres al transmitirles sus conocimientos o bien haciendo de suplentes en el caso de que fallecieran.
Aunque los investigadores todavía no encuentran una explicación científica para este fenómeno, se puede sostener que es parte de una forma de adaptación y supervivencia. Como las ballenas gestan muy despacio, hay poca cantidad de ejemplares de su especie en comparación con cualquier otro animal marino. Que las madres cuenten con un apoyo más al cuidar de su descendencia, asegura que las crías tengan un mayor porcentaje de supervivencia y puedan perpetuar la especie.
¡Y eso, siempre será bueno!