Hoy no te quiero hablar sobre perros… al menos, no sobre uno en concreto. La historia no trata sobre este perro abandonado, o este héroe policía, o este valiente perrito que salva a sus humanos de un incendio.
Hoy te quiero hablar de la parte más bonita de la humanidad.
Hoy quiero hablarte de Judy, una mujer que durante diez años ha estado yendo cada día y cada noche al «puesto de abandono», el lugar favorito de seres desalmados para dejar a los perros cuando ya no los quieren.
Este lugar está en una carretera poco usada, que pasa cerca del lago y junto al bosque. Algunos estúpidos se creen muy buenas personas al dejar a los perros allí, ya que entonces «pueden volver a la naturaleza», sin pensar ni por un instante que lo que hacen es condenarnos a morir.
Pero Judy sí sabe todo esto, de modo que tomaba su auto cada día y rondaba la carretera, buscando esos perros solos, desamparados y asustados.
A lo largo de diez años, ha recogido un incontable número de perros. A veces los ha encontrado después de días de estar abandonados, siempre cerca de la carretera, esperando a sus humanos. Los ha encontrado ya enfermos —quizá abandonados por eso mismo—. En ocasiones, ha llegado apenas unos minutos después del abandono, y el perrito, ¡gracias a Dios!, no ha sido consciente de casi nada.
Un caso que me rompe el corazón es el de una pequeñísima mestiza de chihuahua que es abandonada a un lado del bosque dentro de su camita, que tiene forma de iglú. Aunque le dejaron una montaña de mantitas por el fríoo, es un abandono tan cruel como estúpido. Los encargados de la basura no checarían si hay algo vivo dentro: verían un «mueble» y lo tirarían al camión, donde cualquier pobre bestia moriría triturada. Todo porque algunos «humanos» no piensan. Esta perrita se salvó SOLO porque esta mujer iba cada día, sin falta, a buscar perros abandonados.
Judy ha rescatado ya innumerables perros. Se los lleva de ese tramo de carretera, y entonces se detiene en el arcén, los acaricia y les habla, los hace sentir tranquilos, y después sigue su camino. Los lleva a la protectora, al veterinario, y finalmente les encuentran familias. Y hoy esta buena mujer ve fotografías y videos de estos animales a los que ha salvado LA VIDA, y llora de esperanza y también de pena, porque los abandonos siguen sucediendo, pero ella está ahí para ayudar.
Marcos Mendoza
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